En un país donde los medios de comunicación estuvieron por cinco décadas en manos del gobierno o de sus portavoces, la existencia de “Espacio Laical”, una revista de la Iglesia Católica que publica artículos de las opiniones políticas y económicas más diversas es una rareza.
LA HABANA / Agencia AP
Por eso, cuando hace dos semanas sus dos editores, Roberto Veiga y Lenier González, anunciaron que se retiraban de manera sorpresiva, las alarmas se prendieron entre observadores y académicos de las más disímiles corrientes y se generó un pequeño vendaval que disparó preocupaciones ante la pérdida de un canal de diálogo entre personalidades.
En los últimos años, la revista «ocupó un espacio muy importante en la academia cubana porque básicamente abordó temas de actualidad, pero con una perspectiva muy abierta, le dio cabida a opiniones desde distintos puntos de vista», dijo a The Associated Press Carlos Alzugaray, analista, excolaborador del medio y exdiplomático. «Es un puntal de eso que hace mucha falta hoy en Cuba, que es un espacio público de debate sobre los problemas nacionales y esperemos que siga siéndolo».
Cuando fue fundada en 2005, “Espacio Laical” era un boletín de reflexiones sobre el cristianismo y la sociedad, pero luego empezó a publicar textos con extensos debates entre analistas, académicos, economistas y sociólogos que viven en Cuba o fuera de la isla, pese a que algunos de ellos fueron estigmatizados por años.
Cuando se supo de la renuncia de Veiga y González, el director de Espacio Laical, Gustavo Andujar, se apresuró a explicar que la salida de ambos fue voluntaria. En un comunicado indicó que su dimisión se originó por la polémicas desatadas en la «comunidad eclesial» por el contenido de la revista, pero no hubo detalles.
«Hay un número de cosas en ‘Espacio Laical’ que continuarán sin cambio», dijo en una entrevista exclusiva con AP, Andujar, quien cree que la revista va a continuar siendo un foro abierto a autores de todas las confesiones, y para quienes no tienen religión, pese a que se trate de una publicación católica.
Los editores, quienes tampoco ofrecieron más detalles sobre su salida, informaron en un comunicado que buscan sacar adelante un «un proyecto» titulado Cuba Posible aunque no especificaron en qué consistirá, si será una publicación o si se trata de organizar seminarios o encuentros.
Se trata, indicaron en su nota, de una «plataforma que permita socializar y canalizar las inquietudes, los criterios y las propuestas de cubanos y extranjeros». «Aspiramos a que los participantes se identifiquen entre ellos e interactúen con la sociedad civil cubana, con grupos de la diáspora y con otras entidades… siempre por medio de un diálogo abierto y plural que busque la concertación».
«Pienso que (la salida de los editores) responde al momento que está viviendo la Iglesia en Cuba, dentro de un contexto de transición», dijo el experto en historia de las religiones de la Universidad de La Habana, Enrique López Oliva, para quien la institución «le da al laicado un papel importante» pues éste es actor político en la isla.
La transición a la cual López Oliva se refiere es tanto a los momentos que vive el país con sus transformaciones sociales y económicas, como los cambios que podría haber en la propia Iglesia con la próxima salida del cardenal Jaime Ortega, quien por motivos de edad dejará la Arquidiócesis en una fecha próxima pero aún desconocida.
Cuando el presidente Raúl Castro comenzó a implementar las reformas económicas en el país en 2010, luego de reconocer que era necesario «actualizar» un modelo marcado por un fuerte centralismo estatal, fue Espacio Laical en donde publicaron artículos de economistas como Omar Everleny Pérez o Pavel Vidal, expertos con afinidad a la política gubernamental pero que no temieron trazar críticas o señalar deficiencias.
La revista depende de la Arquidiócesis de La Habana, tiene una periodicidad trimestral, una circulación de 4 mil 500 números impresos y una versión digital en la Web. Su nicho de lectores no es masivo pero tiene un fuerte alcance entre los intelectuales. La otra publicación de la institución religiosa, Palabra Nueva, es de un corte más eclesial.
Bajo el sello de Espacio Laical también se organizaron seminarios y conferencias, con participantes como el empresario cubano exiliado en Estados Unidos, Carlos Saladrigas.
Pero también la salida de Veiga y González «pudiera ser un giro a ser más cuidadosa en el campo político» por parte de la Iglesia, consideró López Oliva, para quien los prelados se sienten satisfechos con gestos puntuales por parte de las autoridades como la devolución de algunos templos o los reiterados permisos para realizar actividades, aunque insistieron en que esperan tener más presencia en los medios de comunicación oficiales y aún se quejan de no poder contar con escuelas propias.
«También se ha dicho que hay un sector en el Episcopado que veía con preocupación esta actitud cada vez más política de Espacio Laical, porque considera que la Iglesia no debía inmiscuirse tanto en ese campo y debería quedar en lo religioso», expresó López Oliva.
Uno de los números más polémicos fue el publicado en julio de 2013 con su suplemento llamado «Cuba soñada, Cuba posible, Cuba futura», que contenía 23 propuestas que podrían ser consideradas como aspiraciones de la sociedad, como la libertad expresión y la asociación política o económica, la eliminación de las prohibiciones para la emigración interna, mientras se mantiene la gratuidad de la salud o la educación.
«Estos puntos constituyen la plataforma de un movimiento político», dijo López Oliva, y a su entender «deben haber causado cierta preocupación» tanto en los sectores de la Iglesia que priorizan el perfil espiritual, como del gobierno cubano, cuyas autoridades reiteraron que las reformas económicas no modificaran el sistema político unipartidista.
Por su parte, Andujar admitió que realizará cambios a la publicación.
«A mi entender la revista ha ido adquiriendo un tono demasiado académico, con artículos muy densos y extensos», dijo en la entrevista. «No es deseable que haya facetas muy amplias e importantes del quehacer cultural del país y del mundo que encuentren comparativamente muy poco espacio en la revista, como las artes escénicas, las artes visuales, la actividad científica y los numerosos dilemas éticos actuales».
Las relaciones entre la iglesia Católica y el gobierno mejoraron notablemente en los últimos años. En 1998, el Papa Juan Pablo II viajó a La Habana y protagonizó una histórica cumbre con el entonces mandatario Fidel Castro y en 2011 Ortega fungió de intermediario para la liberación de los últimos presos tras una redada de disidentes 2003.
En 2012 el pontífice Benedicto XVI visitó Cuba; un cambio significativo en las relaciones entre iglesia y estado luego de que en los 60 la institución religiosa enfrentara de manera tan activa al gobierno que incluso algunos templos sirvieron para guardar armas de los partidarios de una contrarrevolución.