Mario Alberto Yepes formuló ayer un llamado a los aficionados de Colombia a celebrar con tranquilidad y sin violencia los triunfos de su selección en la Copa del Mundo.
COTIA, Brasil / AP
El capitán de la selección cafetalera aprovechó al final de una conferencia de prensa en la base del equipo en Brasil para hacer su exhortación, justo después de informarse desde Bogotá de al menos 1.600 peleas y tres heridos en los festejos por la victoria de Colombia sobre Japón 4-1.
«Llamo a la gente, a Colombia, para que estas alegrías que están sintiendo o que se están desbordando, las manejen como nosotros las estamos manejando nuestras alegrías, en unión, tranquilidad, con las familias, con nuestros compañeros».
«La alegría tiene que ser compartir con tranquilidad», agregó.
El director de la policía nacional de Colombia, Rodolfo Palomino, informó que las 1.662 riñas en todo el país fueron una reducción de las 2.800 peleas registradas durante y después del partido anterior de la selección, ante Costa de Marfil.
El oficial indicó que hubo tres personas heridas, pero «afortunadamente no hay muertos».
Según cifras oficiales, hubo 11 muertos en los festejos tras las victorias sobre Grecia y Costa de Marfil en los dos primeros partidos de la selección en el Mundial.
Para evitar desmanes, las alcaldías de las ciudades de Cúcuta y Sogamoso implementaron la ley seca y el toque de queda para menores de edad.
Miguel Ángel García, alcalde de Sogamoso, explicó por teléfono que las medidas en su localidad funcionaron, que no se presentaron desmanes y que la gente celebró con tranquilidad.
En el juego ante Costa de Marfil, en Sogamoso hubo 30 menores de edad detenidos, tres policías heridos y varios centros comerciales parcialmente destruidos. García dijo que seguramente el sábado, en el encuentro de octavos de final entre Colombia y Uruguay, mantendrá las mismas medidas.
En muchas ciudades colombianas, incluida Bogotá, también se implementó la ley seca el martes.
Para garantizar la tranquilidad en el juego ante los uruguayos, la policía dispuso en todo el país de 60.000 efectivos. Unos 18.000 estarán en la capital colombiana.
«Si hay un solo muerto, ningún triunfo vale la pena», había dicho la víspera el ministro del Interior Aurelio Iragorri.