El Estados Unidos-Alemania evoca el recuerdo negro de «El Pacto de El Molinón»


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El recuerdo negro de «El Pacto del Molinon», uno de los episodios más polémicos de la historia de los Mundiales, sobrevuela el partido que mañana disputarán Estados Unidos y Alemania en Brasil 2014, donde un empate sirve a ambos para avanzar a octavos de final.

Por Alberto Bravo
Curitiba, Brasil / dpa

Ningún jugador de los que participaron en aquel partido entre Alemania y Austria en Gijón el 25 de junio de 1982 ha reconocido que hubiera un pacto previo entre selecciones para arreglar un resultado que beneficiaba a ambas y dejaba fuera a Argelia, pero el duelo fue un teatro y llevó a la FIFA a cambiar las reglas.

Cuando el árbitro escocés Bob Valentine ordenó el inicio del partido, tanto alemanes como austríacos ya sabían el resultado del otro duelo del grupo, que se había disputado el día antes entre Chile y Argelia.

La selección africana había derrotado sorprendentemente a Alemania por 2-1, después perdió con Austria por 2-0 y luego venció 3-2 a Chile. Por la diferencia de goles, Argelia necesitaba que Alemania no ganase a Austria al día siguiente o que venciera por más de dos tantos de diferencia. Lo único que no le servía era el 1-0, que fue precisamente el resultado que se dio.

El encuentro de El Molinón comenzó con Alemania dominando y Horst Hrubesch adelantó a su equipo a los 10 minutos con un afortunado gol con el muslo.

Lo que siguió después fue descrito por el comentarista de televisión alemán Eberhard Stanjek como una «vergüenza», con los jugadores de los dos equipos llevando el balón de lado a lado del campo con monotonía y aburrimiento en un «no partido» y renunciando a pisar el área contraria. El relator de la emisión austriaca invitó incluso a los espectadores a que apagaran sus aparatos.

Los 41.000 espectadores que llenaron el campo de El Molinón sólo tardaron unos minutos en descubrir la farsa. Los abucheos fueron en aumento y pronto comenzaron los primeros gritos: «¡Argelia, Argelia, Argelia!». Y luego: «¡Que se besen, que se besen!».

Sólo un jugador, el austríaco Walter Schachner, pareció esforzarse por crear peligro, aunque luego aseguró que él no se había enterado de que en el descanso se había decidido dejar el resultado como estaba.

Los jugadores insisten en que no hubo un acuerdo previo. «Cuando íbamos 1-0 hubo algo así como un pacto de no agresión, porque los dos sabíamos que habíamos pasado de ronda. Fue como una especie de pacto silencioso en algún momento del juego. Una constelación así se da a menudo en torneos en muchos tipos de deporte. Pero no me consta que hubiera conversaciones previas al respecto», dijo Hans-Peter Briegel.

Un hincha argelino, fuera de sí, intentó saltar al campo durante un momento del partido, pero la Policía lo impidió. Decenas de personas acudieron luego al Hotel Príncipe de Asturias, el lugar de descanso de la selección alemana, para mostrar su rechazo a lo sucedido, según relatan crónicas de la época.

Alemania llegó a la final de Madrid, que perdió contra Italia por 3-1, mientras los austríacos pasaron de ronda pero fueron eliminados inmediatamente por Francia.

El partido de Gijón tuvo consecuencias, ya que a partir de entonces, la última jornada de grupo en todos los campeonatos se juega el mismo día y a la misma hora. Ocho años después se prohibió también el pase al portero para evitar la pérdida de tiempo.

Portugal y Ghana se encuentran ahora en la situación en la que hace 32 años estuvo Argelia, a expensas de la honestidad deportiva de Alemania y Estados Unidos.