Todo gira alrededor de un gran negocio


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La que se ha calificado como una enorme crisis humanitaria con el masivo ingreso ilegal de menores de edad centroamericanos a Estados Unidos, es un verdadero drama que tiene como raíz la actitud de Coyotes que están aprovechando las circunstancias para incrementar su negocio. Han vendido la idea a los migrantes que residen en Estados Unidos de que si quieren que sus hijos se beneficien de la reforma migratoria tienen que viajar ahora, antes de que la misma sea aprobada (si es que algún día los republicanos la aceptan) y cobran un ojo de la cara para llevarlos y los dejan en la frontera abandonados a su suerte.

Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt


Las explicaciones que dan los menores son absolutamente reales porque viven en países que se reputan como los más violentos del mundo (Honduras y Guatemala entran en esa categoría), además de que no existen oportunidades para mejorar su nivel de vida en sus respectivas naciones. Ciertamente los niños que están viajando a Estados Unidos huyen de una pavorosa realidad, pero la oleada masiva que estamos presenciando es alentada por los Coyotes que hábilmente aprovechan el momento y esquilman a los padres residentes en Estados Unidos que llegan a pagar hasta diez mil dólares por el traslado de sus hijos para propiciar una reunión que seguramente no se dará.
 
 Estados Unidos ha otorgado asilo por el tema de la violencia a mucha gente, pero ya dijeron que en el caso de los niños centroamericanos no lo harán y que tampoco facilitarán su permanencia. El Secretario de Seguridad Interior dijo esta semana que los menores serán deportados, aumentando así el drama de quienes han decidido correr la aventura.
 
 Las razones humanitarias que hay alrededor de esta ola de migración son reales, puesto que se trata de niños de familias divididas que viven en barrios y poblados muy violentos donde la vida no vale nada, además de que en sus países esos niños tienen más futuro en las maras y pandillas que en las escuelas en las que, si acaso, reciben una educación de pacotilla porque las autoridades y los maestros únicamente se dedican a pactar dejando a un lado la misión de formar a la infancia y la juventud.
 
 En ese sentido sí que es una enorme crisis humanitaria la avalancha de niños y jóvenes que está llegando a la frontera de Estados Unidos con México y que tiene atiborrados ya casi todos los centros de detención. Pero hay que entender que existe el telón de fondo de un jugoso negocio que está siendo aprovechado hábilmente por los traficantes de personas que las transportan desde estos países hacia el Norte con la promesa de que allá no sólo encontrarán a sus padres, sino que, además, podrán quedarse.
 
 Y mientras tanto, nuestro Canciller sigue hablando del TPS. Estados Unidos no hará nada que pueda alentar a nadie para que viaje de manera ilegal a ese país y jamás nos aprobarán el TPS que despreció el gobierno de Arzú. La visita de Biden no fue para ver cómo ayudan a los niños, sino para ver cómo detienen la avalancha. El MP debiera de investigar a los Coyotes que son, realmente, traficantes de personas.