Felipe VI o cuando su hermana Cristina desapareció definitivamente


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La última vez que España supo algo de la infanta Cristina, hija de Juan Carlos I y hermana de Felipe VI, fue dos días después de que su padre anunciara su decisión de abdicar.

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Por Sara Barderas, Madrid / Agencia dpa

«El rey está muy contento y muy satisfecho», dijo en Ginebra cuando un equipo de reporteros de una televisión española la abordó a la salida de la casa en la que vive en la ciudad suiza desde que hace casi un año dejó España ante la presión mediática.

Los periodistas no le habían preguntado cómo se encontraba su padre. Lo que intentaban saber era si ella creía que su imputación en el caso de corrupción que protagoniza su marido, Iñaki Urdangarin, había influido en la decisión que el rey Juan Carlos comunicó por sorpresa a los españoles el 2 de junio.

Desde entonces, nada más se ha vuelto a saber de ella mientras se acercaba la fecha en la que su hermano Felipe sería proclamado rey de España. Cristina «sabe lo que tiene que hacer», dijo su abogado, Miquel Roca, en declaraciones a una televisión española.

La infanta Cristina, que acaba de cumplir 49 años, ha desaparecido en paralelo a su exclusión en los acontecimientos históricos que vive España.

La Casa Real la dejó fuera del acto de abdicación formal que protagonizó Juan Carlos en el Palacio Real. Estuvieron todos menos ella: la entonces reina Sofía, los aún príncipes Felipe y Letizia, su hermana Elena, las dos hijas de los futuros reyes y las dos hermanas de su padre.

Tampoco estuvo en la proclamación de su hermano en el Congreso de los Diputados -donde volvieron a estar todos menos Juan Carlos, que cedió todo el protagonismo a su hijo- ni en la posterior recepción en el Palacio Real –a la que sí acudió su padre.

«Aunque no tome parte en ningún acto, ¿estará en España esos días?», preguntó un periodista a un portavoz de la Casa Real en un encuentro informativo que este y una portavoz del gobierno mantuvieron esta semana con la prensa.

«Lo desconozco», respondió. De esa forma dejaba claro que Cristina dejó de ser parte de la familia real mucho antes de lo estipulado por la ley, que será cuando su hermano se convierta en rey. «¿Significa eso que está condenada?». No hubo respuesta.

Según la legislación española, no todo familiar del rey es miembro de la familia real. Esta la componen su esposa, sus descendientes y sus ascendientes directos. Por lo que Elena y Cristina la abandonan oficialmente en cuanto Felipe sea rey.

Pero a Cristina se la expulsó de facto ya hace tiempo: el último acto oficial en el que tomó parte como infanta de España fue en el desfile militar de la fiesta nacional el 12 de octubre de 2011, junto a su marido.

Después, ambos quedaron apartados, poco antes de que se produjera la imputación judicial de Urdangarin en el «caso Nóos», el caso de corrupción que protagoniza y que ha acabado arrastrando a su mujer, también imputada.

Cuando fueron apartados, la Casa Real ya había calificado de «no ejemplar» el comportamiento del yerno de Juan Carlos. La infanta dejó de cobrar asignación monetaria del dinero que el rey recibe anualmente y administra de los presupuestos generales del Estado.

Este febrero, cuando declaró ante el juez de Palma de Mallorca que investiga el «caso Nóos», la hermana del nuevo rey se convirtió en el primer miembro de la familia real en ser interrogado por la Justicia.

Para entonces, según han reiterado los medios españoles, Felipe y Letizia hacía ya tiempo que habían retirado la palabra a Cristina y Urdangarin. Hace años, las dos parejas mantenían una estrecha relación. Su hermana y su cuñado habían sido incluso cómplices en el noviazgo entre Felipe y la experiodista cuando nadie lo conocía.

Según la prensa, el juez José Castro tiene ya todo listo para señalar a quienes él cree que deberán sentarse en el banquillo para ser juzgados por el «caso Nóos» después de tres años de instrucción.

Que Urdangarin será uno no lo duda prácticamente nadie. En el caso de la infanta Cristina, las opiniones están divididas. En cualquier caso, el magistrado decidió esperar a que pasen los actos de esta semana para pronunciarse, según los medios.

El abogado de Cristina negó que el caso de corrupción haya precipitado la abdicación de Juan Carlos. «No tiene relación de causa efecto», dijo Miquel Roca, quien sí estuvo entre los invitados al acto oficial de abdicación de Juan Carlos, como uno de los padres de la Constitución de 1978.

¿Y JUAN CARLOS?

    En el último acto oficial que presidió antes de sancionar su propia abdicación, el rey Juan Carlos de España se ofreció a seguir trabajando para ayudar a los jóvenes emprendedores.

    «Sabéis que aquí me tenéis a vuestra disposición y sinceramente os seguiré ayudando», expresó en público ante una asociación de ejecutivos jubilados que conmemoraba su 25 aniversario.

   Días antes, también se comprometió ante un grupo de empresarios: «Estaré siempre al lado vuestro».

Después de 39 años de reinado, con cientos de viajes, reuniones de alto nivel, actos oficiales y visitas de Estado,  Juan Carlos quiere seguir en activo tras dejar la Corona en manos de su hijo, Felipe VI.

   Desde la Casa Real no precisan aún cómo será la agenda del rey saliente, pero una cosa está clara: Juan Carlos se pone a disposición del nuevo monarca y del gobierno español «para lo que sea necesario».

Mantendrá el título de rey durante toda su vida, al igual que la reina Sofía. Es, según el real decreto que aprobó hace unos días el gobierno español, una forma de «plasmar la gratitud por décadas de servicio a España y a los españoles».

   Pero será un ciudadano de a pie ante los tribunales durante un tiempo, hasta que el gobierno dé luz verde a la norma que le otorgará protección jurídica, tras perder el blindaje que la Constitución contempla para el jefe del Estado.

Juan Carlos permanecerá en la que ha sido su residencia en los últimos 50 años: el Palacio de la Zarzuela, un inmueble de tres plantas situado a las afueras de Madrid en el que hasta ahora tenía su despacho oficial, que pasa a manos de Felipe VI.

   Protagonista de la transición democrática que inició España tras su proclamación como rey en 1975, el monarca parece no tener intención de «jubilarse».

Según publica al diario El Mundo, una persona cercana a él asegura que «no está triste» por renunciar a la Corona y que «está convencido de que ha hecho lo correcto».

   «Ahora bien, tiene la incertidumbre sobre su vida futura. Cree que esa vida va a cambiar mucho, y yo creo que no va a cambiar tanto si Felipe VI comprende que su padre es un activo extraordinario para los intereses de España», afirma la fuente.

Probablemente cuente con más tiempo a partir de ahora para dedicar a sus aficiones, aunque su estado de salud, con nueve intervenciones quirúrgicas desde 2010, no le permita ya disfrutar de algunas.

Su pasión por la caza es de sobra conocida, especialmente después de su polémica fotografía en Botsuana, que le hizo a pedir perdón a los españoles en 2012. Podrá también seguir disfrutando de las corridas de toros, otra de sus aficiones.

Y en pleno Mundial de futbol de Brasil, seguirá apoyando a la selección española. Ya lo hizo el viernes, en el debut del equipo contra Holanda: los reyes y los príncipes enviaron un mensaje «de ánimo» a través de la cuenta de la Casa Real en la red social Twitter, en la que aparecía una fotografía de Juan Carlos con Andrés Iniesta, el jugador que marcó el gol que dio la victoria a España en el Mundial de Sudáfrica de 2010.

   ¿Y qué pasará con Sofía? «Todo va a seguir igual», dijo la reina a la prensa en Nueva York tras conocerse la abdicación de Juan Carlos. Pero los medios ponen el foco en el futuro del matrimonio y en la vida por separado que llevan desde hace tiempo, con habitaciones independientes en La Zarzuela.

   Según publicó hace unos días El Mundo, personas cercanas a la reina auguran un posible comunicado «escueto y sobrio» en el futuro en el que los reyes anunciarán que optan por separar sus vidas.

¿VIVA EL REY?

Cuando las puertas del balcón principal del Palacio Real de Madrid se abrieron, el rey Felipe VI dio unos pasos al frente para recibir una cerrada ovación de miles de personas congregadas a sus pies.

«¡Felipe, Felipe!, ¡Viva el rey!», gritaba la muchedumbre que llenaba la Plaza de Oriente en el centro de la capital española, con capacidad para unas 40 mil personas.

Unos segundos después, su esposa, la reina Letizia, se ponía a su lado, seguida por sus dos hijas, Leonor y Sofía, de 8 y 7 años. La fotografía, ya histórica, se completaba con los reyes salientes, Juan Carlos y Sofía, a los que el nuevo monarca besó en un gesto de cariño ante los españoles.

Tres generaciones de la monarquía española unidas en el balcón de palacio. El mismo en el que, hace diez años, Felipe y Letizia saludaron juntos por primera vez a los ciudadanos el día de su boda.

En aquella efeméride, que muchos españoles tenían muy presente, los recién casados se dieron un tímido beso en la mejilla. Hoy el gesto se repitió en el mismo lugar. Y el nuevo rey tomó a Letizia de la cintura en un gesto espontáneo en medio de la solemnidad.

Felipe VI, de 46 años, recibió hoy el calor de miles de españoles a lo largo de toda la jornada. Cuando llegó a primera hora de la mañana al Congreso de los Diputados, donde juró su cargo ante la Constitución, grupos de ciudadanos lo esperaban ya con aplausos.

Los vítores lo acompañaron también a lo largo del recorrido por algunas de las principales avenidas de Madrid, en el que el rey saludó a los ciudadanos de pie desde un Rolls Royce descapotable, flanqueado por la guardia real.

«¡Ahí está, qué guapo, qué elegante!», exclamó un grupo de mujeres cuando la comitiva pasó frente a ellas. Al grito «¡Viva el rey!», Felipe se volvió hacia donde estaban congregados sus «fans». «¡Nos ha mirado, qué emoción!», decían en medio de una gran ovación.

«Es un acontecimiento histórico, la continuación de nuestra nación», contaba emocionado a dpa un hombre de mediana edad, tocado por una gorra con los colores de la bandera de España.

A su lado, una anciana de 90 años murmuraba: «Maravilloso, Felipe es maravillo», sin dejar de mirar la calle por la que se alejaba la comitiva.

«¡Mira las niñas, se les ven las cabecitas rubias!», le decía una madre a su hija pequeña, señalando el automóvil donde viajaban las hijas de los reyes, Leonor y Sofía, justo por detrás del de sus padres.

En medio de un gran dispositivo de seguridad, los ciudadanos que se echaron a la calle para recibir a sus nuevos reyes lo hicieron con más de 100 mil banderines con los colores de la bandera nacional. Pero también con camisetas, gorras y abanicos, algunos con las imágenes de Felipe VI y Letizia.

«Yo me lo he comprado porque es un recuerdo de un momento muy emocionante», explicó a dpa María Luisa, una mujer que se declara «monárquica de toda la vida».

La capital de España amaneció engalanada con flores, fotografías gigantes de los nuevos reyes y banderas, muchas banderas para dar la bienvenida al nuevo rey.

«Es un hombre sencillo y preparado», dijo de él Manuela, que esperó desde primera hora de la mañana para verle.

«Yo le doy un voto de confianza, ojalá lo haga tan bien como lo hizo su padre. En Latinoamérica, los reyes de España son como nuestros reyes», dijo a dpa Celia, de origen chileno y 66 años de edad.

El estreno de Leonor

La imagen era inédita: la princesa Leonor, a sus 8 años, saludaba a representantes de las instituciones españolas que se inclinaban ante ella con una reverencia. A su lado, su madre, la reina Letizia, le presentaba a cada uno de ellos.

El gesto simboliza el futuro de la primogénita de los nuevos reyes de España. El día de la proclamación de Felipe VI, se abría una nueva etapa para Leonor como princesa de Asturias y heredera de la Corona española.

La pequeña, de cabellos rubios y ataviada con un vestido rosa palo, demostró que a pesar de su corta edad conoce bien el orden de protocolo, en el que ocupa la tercera posición, solo por detrás de sus padres.

Al llegar hoy al Congreso de los Diputados, donde Felipe VI juró su cargo ante la Constitución, la princesa se dio cuenta de que estaba mal situada al lado de su hermana Sofía, de 7 años, y cambió su posición rápidamente.

Algunos gestos delataron su nerviosismo en algunos momentos, como cuando comenzó a dar saltitos alrededor de su padre en la puerta del Palacio de la Zarzuela, minutos antes de salir rumbo al Congreso. Felipe le acarició el rostro para tranquilizarla.

Fueron hoy muchos los gestos de cariño de los nuevos reyes hacia sus hijas. Especialmente atenta estuvo Letizia, quien en todo momento tomaba a sus hijas de la mano y les susurraba cosas al oído.

Los medios españoles destacaron el «semblante serio» pero atento de la hija mayor de los nuevos monarcas, salpicado de vez en cuando por alguna sonrisa y gesto propio de su edad.

Como cuando salió al balcón principal del Palacio Real, ante la multitud de españoles que aplaudían a los nuevos reyes. El sol radiante que brillaba en el cielo de Madrid deslumbró a la pequeña, que se protegió los ojos con las manos.

Expectante, y probablemente sin comprender el alcance de los hechos de los que fue protagonista, se mantuvo junto a sus padres y su hermana Sofía a lo largo de casi toda la jornada, excepto en el paseo en vehículo por las calles de la capital, que las pequeñas hicieron en otro auto.

Así será casi siempre a partir de ahora, ya que Leonor no podrá viajar en el mismo vehículo que su padre para garantizar la sucesión en el trono. Es una de las cosas que cambian inevitablemente para la pequeña, que también participará en un mayor número de actos oficiales.

Su formación será similar a la que recibió Felipe, quien estudió en un colegio privado y laico (el mismo al que acuden actualmente Leonor y Sofía) y cursó después estudios superiores en una universidad pública española, completados en el extranjero.

La heredera más joven de Europa también recibirá instrucción militar en el futuro, según confirmó hace unos días el ministro de Defensa español, ya que en caso de que llegue a reinar, se convertirá en la jefa del Ejército, como lo hizo hoy su padre.

Además del título de princesa de Asturias, asume hoy también el de princesa de Gerona, princesa de Viana, duquesa de Montblanc, condesa de Cervera y señora de Balaguer.

Leonor es heredera de la Corona porque solo tiene una hermana menor. Si en algún momento Letizia diera a luz a varón, éste la desplazaría en la sucesión al trono si antes no hubiera una reforma de la Constitución española, según confirmaron esta semana fuentes de la Casa Real española.

Si esto no ocurre, la heredera jurará su cargo ante el Parlamento al cumplir los 18 años, igual que lo hizo su padre en 1986. Y algún día, podría convertirse en Leonor I.

¿QUÉ OPINA LA CALLE?

La proclamación de Felipe VI es un hecho histórico sobre cuya trascendencia los españoles están divididos. Los escándalos de los últimos años hundieron la imagen de una monarquía antaño respetada y una parte de la izquierda política y social exige un referéndum.

Felipe llega, además, al trono de un país que aún no dejó atrás una crisis económica que generó un fuerte desapego ciudadano hacia las instituciones y con un reto independentista abierto en Cataluña.

Dpa ha preguntado en la calle qué esperan los ciudadanos del nuevo monarca.

Irene Martín, 24 años, estudiante de Arquitectura:

– ¿Qué espera de Felipe VI?

«La monarquía tiene solo un papel de representación, pero espero que Felipe consiga limpiar la imagen de despilfarro y falta de respeto ha adquirido en los últimos años a base de escándalos. Para que la gente vuelva a creer en la monarquía, Felipe debería proponer el referéndum que se está pidiendo y hacer que la gente vea que se preocupa por lo que piensa».

– ¿Qué cambiará en España con el nuevo rey?

«No creo que el cambio de rey vaya a influir en España. Espero que cambie la imagen que actualmente se tiene de la monarquía. Pienso que no tiene sentido mantenerla, pero en estos momentos no creo que a España le venga bien un cambio de sistema».

Luis Fernández Torres, 37 años, doctor en Historia del Pensamiento Político e investigador de la Universidad del País Vasco (UPV):

– ¿Qué espera de Felipe VI?

«Espero que cumpla el papel que la adjudica la Constitución: simbolizar la unidad del Estado con las herramientas a su alcance. Se enfrenta a una tarea muy complicada. El reto principal al que se enfrenta es el pulso independentista desde Cataluña. Si se produjera una secesión, habría que preguntarse entonces qué sentido tiene la monarquía».

– ¿Qué cambiará en España con el nuevo rey?

«Creo que poco. Su margen de maniobra es muy escaso para hacer frente a los retos a los que se enfrenta social, política y económicamente España. Lo que puede cambiar está fuera de su alcance».

Irma García, 32 años, desempleada:

-¿Qué espera de Felipe VI?

«El contexto socio-político en el que accede al trono es más que complicado: el desafío soberanista en Cataluña, la crispación social por la falta de oportunidades y los recortes que han destruido a una clase media y la crispación con la casa real tras los escándalos. Felipe tiene por delante el reto de consolidar la monarquía parlamentaria o terminar de destruirla».

– ¿Qué cambiará en España con el nuevo rey?

«Nada en absoluto. Los dos grandes partidos se han dado prisa en preparar y pactar la aprobación de una ley de sucesión para que todo siga como está. Otra cosa será lo que pase dentro de un año y medio, con las elecciones generales. Si se produce una subida de la izquierda como apuntan algunos sondeos, sí podría cambiar algo porque esa izquierda habla de referéndum entre monarquía y república».

Juan José Toribio, 74 años, profesor de Economía de la escuela de negocios IESE Business School.

– ¿Qué espera de Felipe VI?

El cumplimiento estricto de sus obligaciones constitucionales: el rey reina pero no gobierna. Tiene un papel de moderación y de referencia. En ese sentido cabe esperar un cierto cambio de estilo respecto a su padre, quizá será menos popular que él, pero más riguroso en muchos temas.

– ¿Qué cambiará en España con el nuevo rey?

«Habrá cambios muy importantes en España, no a consecuencia del cambio de rey, pero sí en paralelo. Tiene que haber cambios políticos y constitucionales, se están pidiendo cauces de participación política más claros; una reconsideración del Estado de las autonomías, más allá de Cataluña y el País Vasco. También más transparencia y democracia interna de los partidos políticos, cambios en la ley electoral y una separación de poderes más clara con independencia más clara del Poder Judicial. Felipe VI puede dar un impulso, que pasaría por tener un contacto más estrecho con la calle, porque ella es la que pide todo esto».

Fernando Cantero Ramos, 45 años, dueño de un kiosko de prensa en el centro de Madrid:

– ¿Qué espera de Felipe VI?

«Nada, lo mismo que de su padre. No tiene ninguna función, por lo que no espero nada».

– ¿Qué cambiará en España con el nuevo rey?

«En un Estado democrático el rey es una figura que no gobierna. Es una cuestión de imagen nada más. No cambiará nada».