Suponemos que habrá elecciones en 2015, aunque el aprendiz de dictador quiera ampliar su período en dos años y recetarse para él o el PP otros seis años. Esta situación, solamente posible si se hace una reforma constitucional, ya sea por Asamblea Constituyente o por la combinación de reforma del Congreso y referendo, tiene una doble intencionalidad. Por un lado, extender el desgobierno, la rapiña y la impunidad dos años más y, por otro, bloquear las aspiraciones presidenciales de Manuel Baldizón, quien, según las encuestas, sustituiría al PP, pese a los ataques permanentes de algunos sectores de la derecha.
Otros sectores igualmente de derecha piensan que ellos pueden ganar más si este candidato gana las elecciones. Ninguno de los dos bloques piensa en los intereses de la población; según ellos, la población existe para ratificar con su voto la decisión de los “poderosos”. Es la cuasi democracia desvirtuada y secuestrada, respaldada por el imperio, que se ha instaurado después de la firma de los Acuerdos de Paz.
¿Puede el centro-izquierda desbaratar esta pugna de poder? Sin elecciones sí, obligando con manifestaciones masivas a reemplazar el caduco sistema político que nos atenaza. También podría darse por la vía eleccionaria; pero eso es mucho más difícil. La izquierda no ha estado en el gobierno desde hace 60 años, cuando Estados Unidos derrocó a Jacobo Árbenz; pero, después de la firma de la paz en 1996, ha tenido que cargar con los costos de un corrupto e inepto sistema político y los del transfuguismo de algunos exrevolucionarios, que traicionando sus principios, han servido incondicionalmente a los gobiernos desde Arzú hasta Pérez, incluido el candidato de Pérez para intervenir FLACSO. Dos partidos del centro-izquierda, Winaq y la URNG, se han tomado el asunto con seriedad y madurez y han buscado un candidato a la presidencia para ofrecerlo como alternativa, primero a los sectores democráticos y, luego, a toda la población. Se trata de Yuri Melini, quien se ha destacado por una vida profesional ejemplar y de compromiso. La tarea por delante es compleja; solos los dos partidos, difícilmente pueden ampliar los votos para convertirse en fuerza alternativa. Necesitan que otras fuerzas políticas y sociales del centro-izquierda se sumen a una alianza, para lo cual algunas de ellas pueden proponer sus propias candidaturas. Se obligaría a un diálogo respetuoso para determinar la mejor opción. Más importante, sin embargo, es que el movimiento social y los pueblos indígenas reconozcan que ningún sector de la derecha les responderá nunca, pese a las ofertas que hacen durante las campañas electorales. Pero tampoco los sectores populares solos pueden derrotar al sistema, aún si lograran unidad y solidaridad. Hay que convencer a las capas medias, que han sido defraudadas por Cerezo, Arzú, Portillo, Berger, Colom y finalmente los descalabros de la parejita actual. Saben que Baldizón no es la solución, que el PP debe desaparecer y que los otros candidatos son comparsa. Si las capas medias apuestan esta vez a una legítima posible solución por el lado del centro-izquierda, quizás haya luz al final del túnel.