Nadie sabe nada, ni en el Congreso ni en el Ejecutivo menos nosotros a quienes nos toca pagar los elotes que los políticos de turno se comen. Nos informaron los señores del Banco Mundial de un nuevo préstamo de US$340 millones al gobierno de Guatemala que fue aprobado por el directorio de esa nefasta institución multinacional que no ha hecho sino retrasar el desarrollo de los pueblos y condicionar la vida republicana de muchos países al cumplimiento de aberrantes condiciones que regularmente riñen con la soberanía y la independencia de estos territorios.
Otros US$340 millones que se suman a los US$15 mil millones que ya adeuda el pueblo de Guatemala derivado de la irresponsabilidad de nuestros gobiernos y nuestra complacencia. No solo tenemos problemas profundos de pobreza y subdesarrollo, sino encima de todo cada niño que nace en nuestro país trae bajo el brazo no un pan sino una deuda personal de US$1,000.
Es verdaderamente vergonzoso que los señores miembros del Ejecutivo sigan solicitando préstamos para financiar un presupuesto desbalanceado con la recaudación fiscal y además con una calidad de gasto que llora sangre. La excusa siempre ha tenido cara noble y bonita; desnutrición, pobreza, problemas sociales, infraestructura, emergencias y un sinfín de etcéteras que siempre terminan en una negociación política con beneficios de corto plazo a un costo social gigantesco a futuro. No importa si el gasto es “necesario” porque las necesidades son tan subjetivas como las prioridades de cada ser humano.
Es tan irresponsable el gobierno al comprometer al pueblo de Guatemala de esta manera como lo es el pueblo mismo al ser complaciente y embargar la vida de generaciones futuras. Debemos entender que nuestra situación económica ya está muy comprometida con el déficit fiscal que se genera en las cuentas corrientes como para sumarle más presión del lado de la deuda. No existe en este mundo una sola experiencia positiva de endeudamiento estatal como para copiar la fórmula. Todo mundo, tarde o temprano para pagando los elotes que se come.
Para arreglar el problema de raíz las bancadas de diputados decentes, si es que queda alguna, deben de proponer legislación que solamente permita formular presupuestos equilibrados con los ingresos. Eso, al menos, detendría el creciente déficit fiscal al que nos enfrentamos gobierno a gobierno y año con año. Es imperativo que los guatemaltecos pongamos atención a las ofertas y los planes de los políticos en el aspecto puntual del manejo de déficit y deuda porque si no resolvemos este problema y lo continuamos difiriendo el día que pongamos atención al problema probablemente sea tarde para solucionarlo. Acto seguido debemos de generar el superávit que permita servir la deuda a la que estamos ya comprometidos.
Hoy en día los guatemaltecos ya utilizamos alrededor de un cuarto de los ingresos fiscales para pagar capital o intereses de los cientos de préstamos que hemos contratado en la historia reciente. Y el servicio de la deuda es uno de los grandes culpables de que nuestro presupuesto no alcance para cubrir las necesidades primarias de servicios gubernamentales. Increíblemente y a pesar de las experiencias internas y externas al respecto, nuestro gobierno sigue incrementando la deuda. ¡Irresponsables!