En el Día del Padre: Ya es invierno…


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En ocasión de celebrarse mañana el Día del Padre, es oportuno compartir con mis escasos lectores contemporáneos un resumen parafraseado del correo que me envió el compatriota Luis Carrillo Melgar, quien reside en México:

Ya es invierno. El tiempo tiene su manera especial de moverse o tomarte desprevenido el paso de los años. Parece que hace poco yo era joven recién casado.

Eduardo Villatoro


Pero hace tiempo que nacieron y crecieron mis hijos y ahora me pregunto a dónde se fueron los años. Sé que los he vivido todos. Tengo recuerdos cómo fue entonces y evoco mis esperanzas y sueños.
 
Pero aquí está el invierno de mi vida, que me agarró de sorpresa. ¿Cómo llegué aquí tan rápido? ¿A dónde se fue mi juventud? Recuerdo haber visto personas mayores y entonces pensaba que estaban muy lejos de mí. Pero aquí están. Mis amigos se han jubilado. Otros fallecieron o desaparecieron de mi vista. Los cercanos se mueven más lentos, aunque algunos están en mejor forma; pero veo el gran cambio. No como los recuerdo cuando eran jóvenes y vibrantes. Su edad se empieza a mostrar y ahora somos aquellas personas mayores que solía ver y que nunca pensé que sería.

Entro a esta nueva etapa de la vida sin preparación para todos los dolores y achaques y la pérdida de fuerza y habilidad para hacer todas las cosas que quisiera hacer. Aunque me agrada, en cierta forma, porque mis hijos y nietos lo hacen por mí. Sé que aunque el invierno ha llegado y que no estoy seguro cuánto va a durar, sí sé que cuando se acabe en este mundo otra aventura empezará.
 
Si vos, amigo de mi juventud o madurez, no estás en tu invierno, te aviso que estará aquí mucho más rápido de lo que pensás. Cualquier cosa que deseés lograr en tu vida, hacela ahora; no la pospongás por mucho tiempo. La vida se pasa rápido. Te lo digo por experiencia. Hacé todo lo bueno que podás hoy, porque pienso que no estás convencido si ya llegó tu invierno o está en su antesala.

Nadie te promete que verás todas las próximas estaciones de tu vida, así que vive el hoy y decí todas las cosas que querés que tu mujer, hijos y nietos recuerden, con la esperanza de que quizá algunos de ellos lo aprecien y amen por todo lo que has hecho por ellos en los años pasados.
 
Recordá que la vida es una dádiva que Dios te ha dado. La forma en que la vivís es cosa tuya y un regalo para los que vienen después. Aún es tiempo, si es que no lo hiciste antes, que hagás de este tramo de tu viaje algo único y agradable para vos y tus seres queridos. 
 
(Romualdo Tishudo te envía saludos: -Que estés bien, viejo amigo, y que tu invierno sea feliz y útil).