Hacía tiempo que no leía alguna información de prensa que me despertara prudente optimismo, como me ocurrió la tarde del pasado lunes al enterarme de los esfuerzos de uno de los guatemaltecos que podría ser ejemplo para el resto de compatriotas de la clase media que se acomodan con displicencia a las injusticias que cotidianamente se cometen en diversidad de ámbitos, sin atreverse a defender sus derechos porque los ha arrollado la impunidad de los poderosos coludidos con funcionarios negligentes y corruptos.
Me refiero al señor Raúl Maldonado, quien es una de las miles de personas que fueron víctimas de una estafa multimillonaria ejecutada por un perverso grupo de individuos de altos estratos sociales y económicos, actualmente prófugos más por la inercia de los acontecimientos que por la acción de las autoridades de la Superintendencia de Bancos o de la Junta Monetaria, en vista de que eran los principales accionistas del desaparecido Banco de Comercio que quebró en enero de 2007.
Si usted no leyó la entrevista que sostuvo con la periodista Jody García de La Hora, le sugiero que lo haga para valorizar la valiente conducta de don Raúl, quien –como subraya la crónica– de diligente empresario devino en minucioso y empecinado investigador y casi en experto del complicado sistema bancario, con el legítimo propósito de recuperar la inversión que hizo en aquel banco, al igual que otros ocho mil ahorrantes o cuentahabientes, especialmente titulares de Certificados de Custodia de Inversiones en Valores, cuyos accionistas mayoritarios utilizaron para depositarlos en Panamá, por el monto estimado en Q.1 8 mil millones.
El señor Maldonado inició las gestiones para recuperar su inversión solitariamente; pero exhortó, solicitó y suplicó a cientos de afectados para que se unieran a su tenaz lucha, en la que se enfrentó a individuos como el ya penosamente famoso Willy Zapata, entonces titular de la Superintendencia de Bancos y la señora María Antonieta de Bonilla, presidenta de la Junta Monetaria y del Banco de Guatemala, mismo cargo que desempeña el auditor (no economista) Édgar Barquín, con un sueldo mensual presuntamente de Q110 mil, más aguinaldo, Bono 14, un salario extra, viáticos, gastos de representación, viajes, automóviles. choferes y custodios para él y su familia, quien ambicionaría otro mandato de cuatro años o ser designado Ministro de Finanzas.
Esas dos “autoridades” no se conmovieron para resguardar los intereses de los pequeños y medianos inversionistas del Banco de Comercio. Todo lo contrario, los calificaron de ignorantes y sospechosamente habrían ocultado las maniobras de los accionistas; pero don Raúl no cejó en su empeño, habiendo convertido su batalla personal en una especie de cruzada, para lo cual, ya ahora en compañía de cientos de víctimas, encontró el apoyo de los fiscales Rony López y Ángel Saúl Sánchez y otros funcionarios del Ministerio Público, que se han dedicado desde sus posiciones de especialistas en la materia a realizar las investigaciones pertinentes que han desembocado con la orden de captura de los sindicados de estafadores.
(Con el ahorrante Romualdo Tishudo decimos al unísono: -¡Nuestros respetos y admiración, ciudadano ejemplar don Raúl Maldonado!).