Venezuela tiene un crecimiento sostenido gracias a sus ingresos petroleros y a un elevado gasto público, pero registra la mayor inflación de América Latina y está amenazada por desequilibrios macroeconómicos a mediano plazo, consideran analistas.
Venezuela ha gozado de 14 trimestres consecutivos de crecimiento, con un aumento promedio anual para ese período de 12,6% del PIB, aunque la proyección para este año muestra una ligera desaceleración a 8%.
«La principal actividad económica de Venezuela es la producción petrolera que permite contar con altos ingresos, sin embargo, por otro lado gastamos mucho dinero», dijo a la AFP el analista económico Orlando Ochoa.
El otro motor de la actividad económica es el consumo, alimentado por una liquidez monetaria excedente creada en parte por el gasto público y por el retiro de reservas, añadió Ochoa, profesor de la Universidad Católica.
Durante el primer trimestre de 2007, se advirtió la acumulación de desequilibrios en la balanza de pagos y en el área fiscal que podrían conducir a un ajuste del tipo de cambio oficial, consideran algunos especialistas.
Pedro Palma, analista de la firma Ecoanalítica, dijo a la AFP que desde hace más de dos años el tipo de cambio oficial se mantiene fijo en 2.150 bolívares por dólar.
Esta medida «acompañada por la inflación muy superior a la que padecen los principales socios comerciales, genera la continuación de una apreciación real del bolívar lo que lleva a la sobrevaluación».
No obstante, el ministro de Finanzas de Venezuela, Rodrigo Cabezas, desestimó el mes pasado una devaluación del bolívar, aunque el llamado «dólar paralelo» cotiza hasta un 80% por encima del fijado por el gobierno.
«Una de las cosas mas baratas que uno compra en Venezuela es un dólar, lo que impulsa a la gente a cambiar bolívares por dólares para poder importar» disparando las compras al exterior, acotó Palma.
Con un aumento de 47% en el primer trimestre de 2007, las importaciones suman 9.108 millones de dólares, mientras que la exportaciones declinaron en el mismo período, afectadas por la baja de producción del petróleo, a 12.057 millones de dólares.
El reemplazo de la producción doméstica por importaciones es evidente, cuando las importaciones superan los 40.000 millones de dólares anuales, en detrimento del aparato productivo nacional, dijo Palma.
La inflación anualizada en el mes de julio registró 17,2%, según el BCV, mientras la meta inflacionaria del gobierno en 2007 es de 12%.
Esto ocurre a pesar de que el Estado venezolano controla los precios fundamentales del sistema económico: salario mínimo, tasas de interés, tipo de cambio y precio de los bienes y los servicios.
Estos controles contribuyen a la corrupción, según Ochoa.
«Tener un régimen de control de cambio, créditos públicos a tasas de interés por debajo de la inflación, productos subsidiados que terminan en el mercado negro, entre otras causas, genera una gigantesca corrupción», indicó.
El fenómeno lleva a los agentes económicos, comerciantes, productores y banqueros «a buscar ganancias cambiarias rápidas en lugar de estimularlos a producir y buscar ganancias normales», puntualizó.
«Las verdaderas medidas para reducir la inflación y ordenar la economía tienen un alto costo político y son contrarias a la línea ideológica del socialismo planteado por el presidente Hugo Chávez», dijo Ochoa.
Las opciones se ven reducidas a los ajustes en el régimen de control de cambio y entregar menos dólares a los importadores, según coinciden los analistas.
«El gobierno cae en dilemas que lo trancan y recurre a operaciones aleatorias, como la compra de deuda argentina, que no están siendo muy efectivas», aseguró Ochoa.
La disyuntiva de la economía venezolana es: «O depende del petróleo o participa en la economía mundial», acotó.