El multimillonario Elon Musk presentó ayer una nueva nave espacial diseñada para transportar hasta siete astronautas a la Estación Espacial Internacional.
La presentación de la nave con punta de cono llamada Dragon V2 tuvo lugar en la sede de la compañía de Musk, SpaceX, en el sur de California.
Musk describió la nueva nave espacial como un gran salto adelante en tecnología.
SpaceX es una de varias empresas privadas que compiten en la construcción de «taxis espaciales» para la NASA que reemplacen a la retirada flota de transbordadores.
La NASA ha dependido de las cápsulas rusas Soyuz para transportar astronautas a la estación orbital y traerlos de vuelta. Paga casi 71 millones de dólares por asiento a Rusia.
La agencia espacial ha dicho que quiere que compañías de Estados Unidos efectúen ese servicio a partir de 2017 y ha suministrado capital para incentivar la innovación.
SpaceX —abreviatura de Space Exploration Technologies Corp.— ha enviado cuatro misiones para entregar alimentos y otros suministros a la estación internacional. Apenas el mes pasado, su cápsula Dragon descendió en el Pacífico, trayendo consigo casi dos toneladas de experimentos científicos y equipo viejo.
Las compañías que compiten por el derecho de llevar astronautas a la estación necesitan diseñar una nave espacial capaz de llevar una tripulación de cuatro personas o más. La nave debe estar dotada de sistemas de apoyo vital y una compuerta de escape en caso de emergencia.
SpaceX y un tradicional contratista de la NASA, Boeing Co., van «más o menos parejos» en la competencia, pero hay mucho camino por recorrer antes de que los astronautas puedan ir al espacio en naves privadas, dijo John Logsdon, profesor emérito de ciencias políticas y asuntos internacionales de la Universidad George Washington.
Logsdon indicó que los avances de las compañías privadas son más lentos a lo previsto sobre todo porque el Congreso no ha asignado todos los recursos que la NASA ha solicitado para ese propósito.