Hablar en una columna de Edelberto resulta una tarea difícil por la dimensión de persona que él representa, pero igual centrar su contenido en esta figura que tanto ha aportado a las ciencias sociales y que goza de reconocimiento en toda Latinoamérica resulta una agradable tarea. Recuerdo que en el año 1986, por razones de trabajo viajé a Costa Rica junto con Evelyn de Molina a quien durante el vuelo le pregunté si no tendría inconveniente con tratar de localizar a Edelberto en FLACSO Costa Rica, llevándome la sorpresa que ella también lo admiraba y quería conocerlo.
Llegamos a FLACSO en San José y al entrar la primera sorpresa fue encontrarme a María Eugenia Gallardo, una querida amiga y colega, quien después del agradable reencuentro, nos dijo que buscaría la forma para que Edelberto nos atendiera y así fue. Conocer en persona a Edelberto fue una enorme satisfacción y ambos le manifestamos el impacto que nos había causado su obra el Desarrollo Social Centroamericano y luego platicamos de otras cosas. Ahí mismo Edelberto nos manifestó su deseo de crear FLACSO en Guatemala y nos pidió que lo apoyáramos en ese esfuerzo. Así fue. Nos juntamos acá con Víctor Gálvez, Mario Luján, Edgar Balsells, René Poitevin (+), Evelyn y yo para cumplir con la iniciativa de Edelberto, sabiendo de antemano que resultaba sumamente peligroso en ese tiempo crear instituciones críticas de los gobiernos militares, a pesar de estar viviendo el primer año democrático.
Efectivamente en 1987 se creó el Proyecto FLACSO y hoy es una Sede Académica de enorme prestigio y gran producción de investigación y docencia. Edelberto, a parir de este hecho, consiguió viajar con cierta frecuencia al país y en cada venida, nos reuníamos a platicar extensamente en almuerzos, cenas y tragos. Su experiencia, sus anécdotas y su gran capacidad de análisis eran una expresión de que nos encontrábamos ante la figura de un gran científico social. En 1988 se organizó el Primer Congreso Centroamericano de Sociología y junto con Edelberto vino Agustín Cueva, Piero Gleijeses, Alfredo Guerra-Borges, entre otros grandes investigadores. En ese evento Edelberto se lució.
Una noche en casa de Víctor Gálvez, llegaron a cenar Edelberto Torres junto con Mario Monteforte Toledo, quien también por esos años había regresado a Guatemala, fue impresionante escuchar a estos enormes maestros, ambos se centraron en una discusión profunda sobre el derrotero de las democracias en Latinoamérica y principalmente en Centroamérica. Al final, Edelberto retó a Mario a un pulso y ambos entraron en un juego de fuerza que hubiera merecido una foto para la posteridad, pero la vivencia de esa noche en ese momento resultó inolvidable.
El sentido de humor de Edelberto es una de sus facetas agradables. Edelberto era un viajero permanente e incansable y a partir de ello surgió una charada inventada por Mario Solórzano Martínez (+), en donde contaba que “una vez alguien encontró a Edelberto llorando en un aeropuerto y ante tal condición, la persona se le acercó y le preguntó preocupado si ¿estaba bien? Y Edelberto le dijo que lloraba porque no sabía si estaba saliendo o entrando…
Este jueves será merecedor de un homenaje por parte de la Universidad de San Carlos como Profesor Insigne, homenaje a lo que justamente ha sido y será por mucho tiempo, un eterno profesor y yo me considero un su humilde alumno. ¡Felicitaciones Viejo!
*Es necesario denunciar el acoso a la institucionalidad de FLACSO nuevamente gestada por este gobierno, un intento por tomar el control de la institución y dañar aún más su conducción. Es necesario que la comunidad académica se una para evitar la instrumentalización de una entidad que siempre ha sido independiente.