No se puede tranzar con el demonio


EDUardo-Blandon-2013

No necesita ninguna prueba afirmar que el sueño de la mayor parte de los políticos consiste en perpetuarse en el poder.  Desde alcaldes pícaros (conspicuos como el de Chinautla), pasando por los Padres de la Patria (tipo Arístides Crespo), hasta gobernantes descarados como Jorge Serrano Elías, buena parte de ellos han demostrado su vocación de caudillos y dictadores.

Eduardo Blandón


En esa línea se sitúan hoy el presidente Otto Pérez Molina y su socia de gobierno, Roxana Baldetti.  Aconsejados, como siempre, por asesores serviles, pero sobre todo inescrupulosos a quienes no les importa pasar por encima del sistema endémico legal guatemalteco.  La fórmula es perfecta, la conjunción entre el hambre de poder de los gobernantes y la necesidad de quedar bien de los burócratas.

A Otto Pérez Molina con el tiempo se le ve más y mejor el plumero.  Primero, con el deseo de tener todas las instituciones del Estado bajo su poder.  El gobernante, quizá aconsejado por la no menos voraz Roxana Baldetti, quiere controlarlo todo. Le teme al vacío y quizá hasta crea que teniendo todos los vientos a su favor le será más fácil gobernar.

Y no es así.  Quizá el Presidente castrense asuma aquella frase de Lord Acton que dice: “Con un poder absoluto hasta a un burro le resulta fácil gobernar”.   Probablemente, pero no a nuestros asnos.  En nuestras latitudes el poder absoluto los ha hecho rebuznar y las consecuencias han sido fatales para nuestros pueblos.
 
Lo que indica que ni en broma se debe tocar el tema.  Pérez Molina nos invita a discutirlo, pero siendo gobernados por esa raza voraz, es inconveniente.  Este gobierno no es fiable y sus propuestas tienen un solo sentido: el lucro y la avaricia en todas sus dimensiones.

Llegados aquí, cae de perla aquello de que “todo aquel que aspira al poder ya ha vendido su alma al diablo”.  En consecuencia, no se puede tranzar con satanás.