La carrera número 100 de Sebastian Vettel al volante de un Red Bull duró ayer menos de 20 kilómetros en Montecarlo, donde el alemán vivió un nuevo capítulo de una temporada que se está tornando en una pesadilla.
«Siempre es algo diferente», dijo impotente y frustrado el cuatro veces campeón Mundial de la Fórmula 1 tras dejar su averiado vehículo en boxes.
El alemán partió de inmediato a una fiesta de su equipo en el lujoso puerto de Montecarlo, aunque en realidad le hubiera gustado estar en otro tipo de una embarcación, una que lo lleve bien lejos de allí.
«¿Cómo escapar de esto? No tengo un bote aquí, pero intentaré llegar a casa lo más rápido posible», dijo irónico Vettel tras una carrera en la que debió abandonar en la séptima vuelta por nuevos problemas mecánicos con su RB10.
El sueño del quinto título Mundial está cada vez más lejos para Vettel, que marcha en un inusual sexto lugar y a 77 puntos de su compatriota Nico Rosberg, ganador en Mónaco. Las distancias numéricas son importantes, pero aún mayores son las diferencias de rendimiento frente a los poderosos Mercedes.
La causa del abandono fue de nuevo un defecto técnico en los sensibles motores de Renault. «Un turbo sin presión lateral no es un turbo», criticó el alemán de 26 años sobre el auto que bautizó como «Suzie», un nombre que posiblemente quiera olvidar.
La carrera comenzó bien para Vettel, que superó a su compañero Daniel Ricciardo para alcanzar el tercer lugar. Pero tras el ingreso del «safety-car», el alemán sintió que algo no andaba bien.
«Confiaba en que en el box se pudiera hacer algo, pero no fue el caso», dijo el defensor del título, que ya en la clasificación del sábado había tenido problemas por una falla en el sistema de recuperación de energía.
«Vamos muchachos», gritó molesto por radio todavía en la carrera. Ya en los boxes, los mecánicos pusieron de vuelta en marcha el auto. «Pero no sirvió de nada» comentó Vettel». Y pronto llegó la orden: «Trae el auto de vuelta».
La mala suerte persigue a Vettel desde bien temprano en el año, con unos tests de pretemporada plagados de problemas. Y ya en la primera carrera en Australia, el piloto alemán tuvo que abandonar tras pocos kilómetros por una falla del motor.
Vettel luchó y sumó puntos allí donde pudo, pero la mala fortuna se ensañó con él. En Barcelona una falla le impidió una buena posición de salida, pero remontó del decimoquinto al cuarto lugar.
Las estrechas calles de Mónaco debían ser la gran oportunidad de quebrar por fin el dominio de Mercedes, pero por ahora eso es una misión imposible para Vettel.