La creatividad musical en Felix Mendelssohn


celso

Continuamos a vuelo de pluma comentando a este gran músico que fue uno de los grandes innovadores y que con su música ocupa hoy un lugar importante del pentagrama musical y como un homenaje a Casiopea dorada, la inextinguible y sideral amapolita de trigo en campo de luceros

Celso A. Lara Figueroa
Del Collegium Musicum de Caracas, Venezuela


Decíamos que  el segundo tema está confiado a la orquesta y consigue el mismo efecto que el “Sueño de una noche de verano”.  En el desarrollo destaca una nueva y amplia melodía, que contrapuntea una variación del primer motivo del tema principal.  La coda, que comienza con una serie de trinos, trabaja con variantes del primer y segundo temas.

 Los Conciertos para piano
El hermoso Primer Concierto para piano, en sol menor, Opus 25 (1832), por desgracia se interpreta raramente en los conciertos.  El Segundo Concierto para piano en re menor, Opus 40, escrito cinco años más tarde, está a un nivel menos desarrollado que el primero.

Las sinfonías
De las cinco sinfonías que escribió Mendelssohn, tan solo las tres últimas se conservan hoy todavía llenas de vida, aunque recientes grabaciones magnetofónicas han puesto en valor la primera y en particular la segunda sinfonías.  La Sinfonía Escocesa, en la menor, Opus 56 (esbozada en 1829 y terminada en 1842), debe su nombre  a la aclaración que hizo Mendelssohn sobre el hecho de que los temas principales de la obra se le ocurrieran durante un viaje a Escocia.

I.- Andante con Moto.  Allegro un poco agitato.  Andante Andante come prima.  La melodía del oboe, con la que comienza la obra, se encuentra también otra vez en el tema principal del Allegro y del tercer tiempo.  II.- Vivace non troppo. 
III.- Adagio.  Tiempo lleno de poesía, que comienza con una variación sobre el primer Andante.  IV.- Allegro vivacísimo.  Allegro maestoso assai.  En un principio Mendelssohn había encabezado el Final como allegro guerreiro; más tarde no debió encontrar esta pieza tan guerrera como el título y con razón, pues es, por el contrario, demasiado serena. 

Sinfonía Italiana, en la mayor, Opus 90 (1833).  Refleja la época feliz en que Mendelssohn estuvo en el Sur (1830).  El mismo pensaba que era la pieza más alegre que jamás había escrito; en lugar del allegro se desata un movimiento más sereno.

I.- Allegro vivace. ¡Qué radiante alegría de la vida se expresa en el primer tema de los violines; incluso el segundo tema interpretado por los clarinetes es más enérgico y menos lírico que lo corriente.

Sinfonía “de la Reforma”, en re menor, Opus 107 (1830).- Aunque esta sinfonía es la tercera desde el punto de vista cronológico, se considera en general como quinta, porque apareció en el año 1868.  Es una obra de circunstancias, escrita con motivo de la fiesta de la Reforma del año 1830.

I.- Andante.  Allegro con fuoco.  La lenta introducción está construida sobre un motivo rígido e inexorable, cuya bizarría domina todo el primer tiempo.  Como contraste, aparece el llamado Amén de Dresde, melodía que también utilizó Wagner en el “Parsifal” como expresión de la fe religiosa. 

Oberturas
En más estima que a las sinfonías, tenemos a la “Obertura de las Hébridas”.  Opus 26 (1833), la cual reproduce, en forma concentrada, el contenido de la Sinfonía Escocesa.  El acompañamiento con que comienza la pieza y que domina el conjunto, es de una originalidad sencillamente asombrosa; el segundo tema (cantabile de los fagotes y cellos) rivaliza con las más bellas melodías del “Sueño de una noche de verano”; el conjunto es, por lo que se refiere al ambiente, a la arquitectura y al contraste, de una perfección absoluta.