Una esperanza en la política


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En Guatemala la política decepciona y no solo es culpa de los políticos, sino también de los ciudadanos indiferentes y apáticos, a los que parece ya no interesarles nada sobre los problemas de su propio país. Sin embargo, esta semana surgió una razón para no perder las esperanzas en la política, que obviamente no proviene de los partidos políticos o de los autodenominados “precandidatos”, que ya están en la cacería de votos.

Javier Estrada Tobar
jestrada@lahora.com.gt


La advertencia del Tribunal Supremo Electoral contra la campaña anticipada de los partidos políticos fue contundente y me parece que fue bien recibida por la ciudadanía. No solo es que estemos cansados de la propaganda absurda de las agrupaciones políticas y de la contaminación que provocan por todo el país, sino también tenemos el problema que se olvide la discusión de los temas más importantes de la ciudadanía.

La amenaza de suspender a los partidos que realicen campaña anticipada debe entenderse, por otro lado, como una oportunidad para poner sobre la mesa de discusión esos temas que incomodan a los políticos. Eso significa que si los partidos no van a divulgar sus anuncios y jingles, tienen que exponer sobre sus planes de seguridad, salud, educación, empleo y sobre todo, tendrán que dejar claro cómo conseguirán los recursos para cumplir con sus palabras.

Si el Tribunal hace su trabajo y los partidos cumplen con las disposiciones, entonces será la ciudadanía la encargada de exigir que los políticos rindan cuentas sobre sus ideas, la formación de políticas públicas y los planes de gobierno, lejos del ruido que genera la campaña política.

Aunque no estemos acostumbrados y aunque muchos no lo sepan, los partidos políticos tienen obligaciones, como “desarrollar sus actividades de proselitismo, formación ideológica, captación de recursos y participación en procesos electorales, conforme a la ley y con apego a los principios que les sustentan, propiciar la participación de los distintos sectores ciudadanos del país en la política nacional. Para ello, los partidos políticos podrán impulsar la participación femenina y demás sectores en sus listados de candidatos a cargos de elección popular, y fomentar la educación y formación cívico-democrática de sus afiliados”.

Al contrario de la campaña para llamar al voto, estas actividades no se deben limitar a un periodo específico, lo que significa que los partidos deberían hacer un trabajo imparable de formación ciudadana y de debate, que beneficie al país y a las personas. Es difícil creerlo, pero los ciudadanos pueden llegar a tomar las riendas del debate político en Guatemala, aunque eso implica un delicado trabajo de formación y concientización sobre las responsabilidades sociales.

EL nuevo Tribunal Supremo Electoral nos da esperanzas, pero también tenemos que estar vigilantes de que cumplan con su papel y se materialicen sus advertencias hacia los partidos políticos. Es una tarea difícil, pero los guatemaltecos nos merecemos un futuro mejor.