Jean-Luc Godard está de regreso. Y el padrino de 83 años de la «nueva ola» del cine francés demostró que no ha perdido su capacidad para provocar.
Godard escandalizó a Cannes con una obscura diatriba intelectual contra las superficialidades de la cultura moderna y la imposibilidad de comunicarse en la película en 3D «Adieu au language» («Goodbye to Language»). Con eso, y con un perro llamado Roxy.
Algunos cinéfilos se mostraron confundidos el miércoles, otros se emocionaron y celebraron el collage de 70 minutos con imágenes impactantes, audio perturbador y referencias casi incomprensibles de Hitler, la revolución francesa y el intelectual disidente ruso Alexandr Solzhenitsyn.
Una pareja constantemente desnuda en el filme no se puede comunicar bien porque el hombre se la pasa yendo al baño y defecando ruidosamente. En los créditos, el filósofo deconstructivista francés Jacques Derrida aparece en vez de un productor o director de fotografía común.
Si parece excesivo, pues por momentos lo fue.
Pero en esta, su 39a película, Godard se sale con la suya con humor. El realizador hizo que el público se riera a carcajadas jugando con la tecnología 3D al hacer borrosas dos imágenes diferentes de una misma toma, obligando a que los espectadores se quitaran sus lentes con desesperación.
Godard también logró ligeros momentos de alivio con el protagonista: el confundido Roxy con su largo hocico rodando sobre la nieve, interpretado por su perro de la vida real, Mieville. Roxy no parece entender el mundo humano, y el cineasta tampoco.
¿Será que el hombre que le dio al mundo «El desprecio» de Brigitte Bardot se ha vuelto más dulce con el tiempo?
Godard no se presentó a la alfombra roja de su nueva película, pero parece extrañamente apropiado, como si fuera parte del orden del universo. Después de todo se trata de un hombre que ha ido en contra del consumismo en las últimas siete décadas.
En cambio dejó un video con un mensaje: «Gracias por invitarme a subir 24 escalones majestuosos… pero ustedes saben que ya no soy, y no he sido por mucho tiempo, parte de la distribución».
«Esta no es una película, aunque es la mejor que he hecho … Y ya no estoy donde ustedes creen. De hecho, estoy siguiendo otros caminos», agregó en el mensaje.
Sin Mieville ni el cineasta en la gala, quizás el camino al que se refirió es simplemente uno en un parque donde el famoso director suele sacar a su perro a pasear.