Observadores políticos creen que, al suspender las conversaciones con el gobierno venezolano, los líderes moderados de la oposición cedieron a la presión de la base radical del movimiento opositor, que están hirviendo de rabia tras las detenciones y las declaraciones confusas sobre la imposición de sanciones de parte de la jefa de la diplomacia de Estados Unidos para América Latina.
En la víspera, las fuerzas de seguridad venezolanas arrestaron a 105 personas durante un operativo en la concurrida avenida Caracas en momentos en que las protestas contra el gobierno se calientan y cuando las divisiones en la oposición se hacen más evidentes ante la posibilidad, o no, de que Estados Unidos aplique sanciones al país.
La protesta, convocada por los estudiantes el miércoles, ocurrió un día después de que la oposición congelara unas conversaciones que adelanta con el gobierno del presidente Nicolás Maduro, aduciendo que el diálogo resulta imposible luego de la detención de más de 200 manifestantes la semana pasada, que son estudiantes, y que habían estado acampando durante semanas afuera de las oficinas del Programa para el Desarrollo de las Naciones Unidas y en tres plazas más de la capital.
Roberta Jacobson, Secretaria de Estado Adjunta para el hemisferio occidental, testificó la semana pasada en el Senado que algunos miembros de la oposición de Venezuela habían instado a la Casa Blanca a congelar un proyecto de ley para prohibir y cancelar visados y confiscar bienes de funcionarios venezolanos que estén comprometidos en las violaciones de derechos humanos que habrían tenido lugar en los últimos tres meses de protestas y disturbios.
Al final de la semana, una comisión de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, con el apoyo de ambos partidos, aprobó en primer debate dicho proyecto de ley.
En un intenso debate con el senador republicano de la Florida, Marco Rubio, Jacobson dijo que preferían abstenerse de cualquier sanción para no poner en peligro los diálogos y que algunos líderes de la oposición de la Mesa de Unidad Democrática, que aglutina a buena parte de la oposición, le había pedido más tiempo al Departamento de Estado antes de imponer cualquier sanción.
Pero el miércoles, Jacobson se retractó de su comentario, diciendo a reporteros en Washington que ella se equivocó y que nadie que esté participando en los diálogos había hecho dicha solicitud.
La retractación se convirtió en una papa caliente: Ramón Guillermo Aveledo, jefe de la Mesa Democrática, negó que tal solicitud se hubiera hecho mientras que los estudiantes y el ala intransigente de la oposición, que continúan boicoteando las conversaciones, vieron en los comentarios de Jacobson, y la ineptitud de Aveledo para conseguir las sanciones, la prueba de la traición.
Las divisiones dentro de la oposición habían sido evidente desde hace algún tiempo: los moderados se han opuesto a las protestas callejeras que se realizan desde febrero tan sólo dos meses después de que el gobierno se impusiera en las elecciones a la alcaldía.
La estrategia de la línea dura, que buscan forzar la renuncia de Maduro, consiste en aglutinar a la opinión internacional en contra su gobierno. Pero a diferencia de Estados Unidos, el rechazo generalizado en contra del gobierno ha tardado en materializarse entre los gobiernos de América Latina. Gobiernos de línea moderada apoyan las conversaciones entre oposición y gobierno.
«Hay una clara división en la oposición acerca de si usted juega el juego de la política o buscar una intervención internacional», dijo en una entrevista desde Caracas David Smilde, analista de la organización Oficina de Washington para América Latina (WOLA por sus siglas en inglés).
Algunos miembros de la oposición reconocen que las sanciones serían contraproducentes, y que posiblemente la administración Obama pueda ser culpada por los problemas económicos de Venezuela de la misma manera como el embargo de Estados Unidos en contra de Cuba, que ya cumple medio siglo, fue utilizado para reforzar el apoyo al gobierno comunista de ese país.
Incluso antes de la suspensión de los diálogos del martes, las conversaciones entre gobierno y oposición ya parecían tambalearse.
El avance en los diálogos que han tratado una gama variada de temas, desde la fuerte intervención del Estado en la economía al nombramiento de los miembros del Consejo Nacional Electoral, ha sido casi inexistente.
Como respuesta a la propuesta de la oposición que exigía la conformación de una comisión de la verdad, no partidista, que investigara las 42 muertes durante las protestas, el gobierno anunció recientemente que iba a hacer una propia investigación encabezada por el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, aliado Maduro.
Otro negociador del gobierno rechazó el lunes una propuesta de la oposición de amnistiar a los manifestantes encarcelados y la calificó como una » fantasía».
Mientras tanto, la represión de las protestas continuó.
El miércoles, la Guardia Nacional disparó balas de goma y gases lacrimógenos para dispersar una protesta de decenas de estudiantes fuera de la Secretaría de Turismo. Los oficinistas tuvieron que buscar refugio y estudiantes de secundaria resultaron abofeteados con esposas de plástico y fueron transportados lejos del lugar.
No hubo informes de heridos de gravedad. El general Manuel Quevedo, comandante regional de la Guardia Nacional, dijo que 11 menores estaban entre los detenidos y que posteriormente puestos en libertad.
Estas tácticas agresivas tienden a enfurecer aún más a los opositores de Maduro.
En medio de las tensiones, los ministros de Relaciones Exteriores de Brasil, Colombia y Ecuador estaban viajaban el jueves a Caracas en un intento por reiniciar las conversaciones.
De jueves a domingo, Lilian Tintori viaja tres horas en carro para visitar a su esposo, el líder opositor venezolano Leopoldo López, preso desde hace casi tres meses por su lucha contra el gobierno de Nicolás Maduro.
Los fines de semana, Tintori hace el recorrido hasta la prisión militar de Ramo Verde junto a su hija Manuela, de cuatro años, y Leopoldo, de uno. La película «La Vida es Bella», del italiano Roberto Benigni, le inspiró para explicarle a la niña lo que le estaba pasando a su padre, que se entregó a las autoridades tras ser acusado de promover la violencia en las protestas antigubernamentales.
«Traté de explicarle que estaba en un entrenamiento militar tomando unas clases, que había rejas porque había animales alrededor y se tenía que proteger de los animales. Hice como en ‘La Vida es Bella’, traté de hacer un juego de la situación. Psicológicamente ayudó a Manuela y me ayudó a mí», dice Tintori en una entrevista con medios internacionales en Miami.
Una noche tuvo que ser más concreta con Manuela, que le preguntó por qué su papá estaba preso. «Le dije: ‘Papi está en un entrenamiento militar en un lugar que se llama cárcel y es un lugar de donde no te dejan salir hasta que termine el curso. Él está ahí por Venezuela, luchando por Venezuela’».
«No hay celda cómoda en el mundo», afirma Tintori, que al ver cómo el niño pequeño empezaba a caminar, lo llevó a la prisión para que su padre contemplara sus primeros pasos.
Tintori, de 36 años, se ha convertido ahora en la voz de López y de su partido y ha emprendido una gira por Estados Unidos y por Europa que ha incluido Miami, ciudad en la que reside una creciente población venezolana y demonizada por Maduro como lugar donde nacen los planes para derrocarlo.
El asesinato el 6 de enero de Mónica Spear, ex Miss Venezuela y actriz, junto a su esposo en un asalto en el que también resultó herida su hija de tres años fue la gota que colmó el vaso de la paciencia de López, líder del partido Voluntad Popular.
«Cuando como familia vimos esa foto, Leopoldo me dijo: ‘Hasta aquí. Voy ya a exigir un cambio contundente en Venezuela’», afirma Tintori, que pese a su creciente perfil público y su presencia en las protestas iniciadas el 12 de febrero, rechaza un papel político: «Soy madre ante todo, no hago política, la política la hace Leopoldo y muy bien y la va a seguir haciendo». Los tres meses de protestas y reclamos liderados por los estudiantes contra la inseguridad y la crisis económica han dejado 42 muertos, más de 700 heridos, decenas de denuncias de casos de torturas y cientos de acusados por diversos cargos. Las conversaciones entre el gobierno y la oposición están ahora estancadas.
El tiempo que está pasando en prisión quizás agrande la figura de López como carismático líder de la oposición por encima de Henrique Capriles, que en abril 2013 perdió por un margen estrecho y contestado las elecciones ante Maduro.
«A Leopoldo lo están convirtiendo en alguien más sólido, más fuerte, más líder. Tiene tiempo para leer, para reflexionar, para entender más lo que está pasando. Va a salir fortalecido espiritual, mental y físicamente. A nosotros como familia nos está fortaleciendo, así como al país», afirma la esposa.
En el acto del miércoles en el Miami Dade College ante una nutrida presencia de venezolanos hubo gritos de «presidente, presidente» para López. «Va a ser un líder que va a estar donde el pueblo quiera que él esté», afirma Tintori, que no duda en calificar al gobierno de Venezuela como una «dictadura».
Tintori asegura que extraña especialmente el momento de acostarse durante la noche con su marido y sus dos hijos en la cama y leerles un libro. «Es una realidad dura», afirma. «Pero nunca arrepentimiento, él está seguro de sus pasos, de que está en el lado correcto de la historia», agrega con firmeza.
«Las cosas van a cambiar, el país ya reaccionó, el venezolano despertó. Estamos organizados, convencidos de que vienen cambios en Venezuela, cambios democráticos dentro de la Constitución», dice con precisión en sus palabras, para evitar que la acusen de instigar a la violencia o al golpismo.
«No tenemos armas, sólo rosarios guindados siempre en el cuello», asegura tocando los coloridos rosarios que cuelgan sobre su camisa blanca. Son las diez de la noche y está agotada tras una intensa jornada en Miami en la que ha asumido el papel político que su marido, en prisión, no puede ejercer.
DPA