Seguro que el presidente Otto Pérez Molina y la vicepresidenta Roxana Baldetti están rodeados de importantes asesores nacionales e internacionales, reciben consejos de especialistas en análisis de opinión pública y tienen acceso a completos estudios que realizan firmas encuestadoras, quienes les exponen sus ideas sobre lo que deben hacer en Guatemala. Sin embargo, el binomio está muy lejos de lo más importante: el pueblo.
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A ambos les veo sobre tarimas en distintos pueblos repartiendo fertilizantes, bolsas con alimentos y bonos, y vociferando los que consideran sus logros, pero parece que no escuchan a los guatemaltecos y guatemaltecas que quieren expresar sus necesidades, esperanzas y sueños, y necesitan urgentemente una respuesta de las autoridades en las que depositaron su confianza durante las elecciones.
Seguro que el Presidente podría hacer una gestión efectiva si supiera que aunque haya medicinas en los hospitales, el agua y el jabón son elementos esenciales para el trabajo de los salubristas, pero también que se necesita más personal e insumos para tratar a los pacientes. No se necesita ser un genio para entender esto, pero puede ser difícil si se está mal asesorado y mal informado.
Por supuesto que las personas que viven en una burbuja de falso optimismo jamás comprenderán el drama que se vive en los hospitales públicos, pero también en las escuelas, los centros recreativos.
Es comprensible que se enoje cuando se le cuestiona por qué se realizan tantas compras por excepción, pero debería saber que es preocupante cómo surgen cada año “nuevos ricos” a costa de los negocios que se realizan en las instituciones del Estado, mientras que la situación de los pobres parece no mejorar.
La Vicepresidenta, por otro lado, dijo hace un año que respondería las llamadas de los periodistas y prometió que se acercaría a los medios de comunicación, pero en ambos aspectos ha incumplido.
Yo la invito para que salga del espacio de confort y adulaciones, y escuche a los periodistas que a diario tienen contacto con lo que sucede en el país y son testigos de lo que está pasando en la sociedad.
No es suficiente subir al helicóptero y aterrizar en una comunidad marginada para estar tres o cuatro horas para hablar de lo que se está haciendo y lo que va a hacer el Gobierno.
No estaría mal conversar con Baldetti sobre los problemas por los que atraviesa la niñez y particularmente del caso del niño que vive encadenado en Quiché, porque su madre cree que es el causante de una maldición en su familia.
Tampoco estaría mal que supiera cómo las familias guatemaltecas tienen cada vez menos comida en sus mesas y más cuentas por pagar, y no hay nadie que se atreva a frenar la especulación de precios,
Los invito a que escuchen al pueblo. Si lo hacen entenderán por qué es indignante que se despliegue a policías en el Centro Histórico en busca de marihuana entre vendedores ambulantes de pulseras, y la población tenga que resignarse a sufrir por la violencia de la delincuencia organizada.
Es fácil, solo escuchen al pueblo.