Los restos no identificados de víctimas de los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001 fueron llevados a la zona del Centro de Comercio Mundial, en una solemne procesión bajo un cielo nublado.
La procesión partió en tres vehículos municipales de la sede del médico forense en la zona este de Manhattan poco antes de las 7 de la mañana. Fueron escoltados por patrullas policiales y carros de bomberos, con los faros encendidos pero las sirenas acalladas.
Albañiles hicieron una pausa en su trabajo al paso del convoy, y unos 10 bomberos permanecieron de pie al llegar los vehículos. Los restos serán trasladados a un repositorio a unos 22 metros (70 pies) bajo tierra, en el mismo edificio donde está el Museo Conmemorativo del 11 de Septiembre.
Como ha ocurrido con muchas de las decisiones en torno al lugar donde ocurrió la tragedia, esta medida fue controversial.
Una agrupación de familiares de víctimas protestaron ante el convoy, pues consideran que los restos humanos deben estar colocados en un monumento sobre tierra. Los manifestantes se taparon la boca con bandas negras.
«Es terrible, estoy furiosa, estoy indignada», declaró Sally Regenhard, quien perdió a su hijo en los ataques.
«Los restos de mi hijo y de las 3.000 víctimas deben estar colocadas en un mausoleo hermoso y respetuoso, no en el sótano de un museo», comentó.
Otros familiares sí apoyaron la medida, que estaba siendo planificada desde hace años. Lisa Vukaj, quien perdió a su hermano allí, dijo que el lugar subterráneo «es un lugar apropiado hasta que haya la tecnología» para identificar los restos.
Vukaj, quien se veía conmocionada al ver los ataúdes con los restos, dijo que no estaba de acuerdo con que otros familiares «convirtieran esto en un asunto político».