Ganar el presente, perder el futuro


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Los hechos que han ocurrido recientemente demarcan cómo se obtiene una victoria pírrica en el presente –anular la sentencia contra Ríos Montt, inhabilitar a la abogada Barrios, sacar del listado de seis candidatos a la actual Fiscal General, constituyen el reflejo de cómo se siguen manejando las cosas en Guatemala, en donde unas élites no consiguen visualizar más allá de su nariz y no se detienen a pensar en absoluto el futuro, sino únicamente consiguen de nuevo postrar a todo un país a sus intereses y devaneos y así conservar sus privilegios, para reiterar de una forma absurda y, por demás, torpe, que ellos siguen conservando el poder y tienen a los gobernantes postrados ante sus exigencias.

Juan José Narciso Chúa


Esta vez esa victoria se torna raquítica, porque se hipoteca el futuro de la sociedad, así como se lesiona seriamente el Estado de Derecho, contradictoriamente uno de los bastiones que las élites continúan repitiendo y repitiendo, pero que hoy, se muestra que únicamente es una pose falsa, una reiteración sin legitimidad.  En esta constatación de su poder, han prácticamente “vendido su alma al diablo”, pues intencionalmente o no, han abierto espacios para la consolidación de los poderes ocultos y las mafias.  Una auténtica expresión de suicidio.

Hacer de lado a una Fiscal General que se encontraba haciendo bien su trabajo, no significa contribuir al fortalecimiento de la institucionalidad de justicia; al contrario, aunque su objetivo se concretizó y se ganó en una alianza que incluía a militares, fundaciones, ligas y élites, al final pierde la sociedad, porque de ninguna forma se consolida el Estado de Derecho, sino  al contrario se vulnera aún más y ello abre espacios también para la presencia del crimen organizado y el narcotráfico –actores que también apoyaron tácitamente o explícitamente en este intento de bloquear a la actual Fiscal General-

A partir de entonces, se buscará copar los espacios de la Corte Suprema de Justicia, Tribunales y la Contraloría General de Cuentas de la Nación, pensando que con ello, se evita cualquier acción penal tanto en materia de corrupción o enriquecimiento ilícito y mejor aún si no se vuelve a hablar de genocidio.  Pero esto durará hasta que concluya el actual mandato, a partir de la llegada de un nuevo Gobierno, nadie puede asegurar que no ocurrirá nada en este sentido.

Profundizar la democracia va más allá de cumplir con la formalidad de recibir y entregar mandatos y realizar eventos electorales, la democracia requiere de cambios profundos en la sociedad, demanda de reformas que se orienten a modificar el estado de cosas actual.  No es suficiente velar por los intereses de las empresas extractivas; no es suficiente buscar acuerdos únicamente con el sector privado; no significa respetar las expresiones de oposición.  La idea de un Gobierno significa buscar condiciones de equidad en una sociedad, para lo cual se deben buscar reformas económicas que aseguren la competencia y competitividad y que contribuyan a generar mayor empleo; reformas políticas que modifiquen el mapa de actores políticos y se abra el espacio a otras expresiones políticas más allá de las agrupaciones actuales, que únicamente buscan llegar al poder y reproducir las formas de enriquecimiento ilícito, por acción u omisión; se demandan reformas sociales que contribuyan a mejorar la dotación de servicios públicos, no como los actuales que únicamente nos dan vergüenza y pena por aquellas personas que no tienen otra opción más que los paupérrimos servicios ofrecidos hoy.  La democracia no significa nada más hacer favores a empresas, amigos y financistas para incrementar rentas y fortunas; de seguir así, la situación continuará deteriorándose más y más.