Sobre la voluntad se ha dicho que constituye una fuerza poderosa que aun a alguien que se percibe débil con sus esfuerzos persistentes puede mover montañas. Que lo que escasea para llegar a hacer las cosas es en sí la voluntad, ya que cuando ella está presente los medios para conseguir o realizar algo, también se encuentran.
La voluntad es algo tan personal que no es posible ser arrebatada. Que con su ausencia las cosas aunque sean fáciles parecerán difíciles. Se expresa en una suma de aciertos y desaciertos para llegar a un fin, y volver a empezar. Existen expresiones que corresponden al entendimiento de la voluntad: “Querer es poder”, “las voluntades débiles se traducen en discursos, las fuertes, en actos”- Le Bon “Vende su propia voluntad el que recibe ajeno beneficio”- Séneca. “Quién ansía superarse cuando posee la voluntad más pura”-Nietzche.
La definición de la palabra voluntad es vista como la capacidad que nos moviliza para hacer cosas de manera intencionada, con conciencia, pese a las dificultades que se encuentren para llegar a determinado objetivo.
En una revisión de un artículo de La Asociación Americana de Psicología (APA): “Lo que necesita saber acerca de la fuerza de la voluntad” La ciencia psicológica del autocontrol. La fuerza de voluntad se define como la capacidad de resistir a las tentaciones a corto plazo, para cumplir con metas a largo plazo. La gente ha expresado que la falta de fuerza de voluntad es la que contribuye a que no realice cambios pertinentes en su vida que le lleven a conducirla con un estilo más saludable. Sin embargo, investigadores en este tema describen tres componentes necesarios para lograr un objetivo. 1) Establecer una motivación para el cambio y fijar una meta clara, 2) monitoreo del comportamiento que lleva a la meta, 3) ejercicio de la fuerza de voluntad.
Científicos han realizado investigaciones en estudiantes y han encontrado que la autodisciplina o autocontrol van de la mano con mayores promedios académicos, mayor autoestima, menos hábitos compulsivos al comer y al beber y mejores habilidades para las relaciones interpersonales. El mejor autocontrol en la niñez conduce a ser adultos más saludables con menos problemas de abuso de sustancias y menos índices de criminalidad, con mejores hábitos de ahorro y mayor seguridad financiera. Por lo que se hace evidente la importancia de la fuerza de voluntad para vivir mejor.
Se plantea que existe dos sistemas que intervienen en la postergación o no de la satisfacción: El sistema frío el cual es de naturaleza cognitiva, es el principio pensante que incorpora conocimiento de sensaciones, sentimientos, acciones y metas. Nos recuerda por ejemplo, porque no debemos comer un pastelito. Mientras que el sistema caliente es impulsivo y emocional, responsable de respuestas rápidas y automáticas a ciertos detonantes. Y comparan al sistema frío como el ángel en el hombro que dicta nuestro buen proceder, mientras el caliente al diablillo colocado en la misma posición bloqueando nuestra buena intención.
Cuando la fuerza de voluntad falla, la exposición al estímulo “caliente” sobrepasa al sistema frío y lo lleva a la ejecución de acciones impulsivas. Y esa susceptibilidad a las respuestas emocionales puede influenciar nuestro comportamiento de por vida
La actividad cerebral de los sujetos con mayor autocontrol se muestra mayor en la corteza prefrontal. Región descrita en el control de funciones ejecutivas y toma de decisiones. Mientras que la actividad estriada ventral (región que se considera maneja los procesos de deseo y recompensa) muestra aumento en su actividad en las personas con menor posibilidad de autocontrol.
También existe la hipótesis de que la fuerza de voluntad se merma, equiparándola a un músculo con fatiga. Cuando la fuerza de voluntad ha sido puesta a prueba el cerebro puede estar funcionando de manera diferente. Se considera que durante el ejercicio de la fuerza de voluntad existe un mayor consumo de glucosa a nivel cerebral. También se observa que el sistema de creencias contribuye a la limitación o no de esta fuerza.