En Guatemala, la “Justicia” tiene precio


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El titular del presente artículo, aparte de ser real, verídico y frustrante, resulta común en nuestro país; en el presente caso, no me referiré a los costos o coste económico que representa para las personas particulares y en su caso para el Estado estar sometido a un proceso penal, civil o administrativo.

Fernando Mollinedo


Es lamentable escribir al respecto, porque no cuento con pruebas materiales suficientes y fehacientes para demostrar que la justicia en Guatemala, se vende, se compra y hasta se     transa cual si fuera un artículo común y corriente.  Tampoco estoy hablando debilidades, porque la mayoría de la población sabe, conoce y ha experimentado de una u otra forma la aplicación de la justicia; en forma cumplida, rápida, justa, injusta, tardía o en contra de los valores sociales, morales, éticos que supuestamente la sustentan.

    ¿Es independiente la justicia en Guatemala?  La respuesta categórica es no. La danza subterránea del dinero es escandalosa,  y no lo digo sólo yo precisamente; se sabe y conversa en los pasillos y reuniones los diferentes actores del sistema judicial,  y por ello, cientos de litigantes recorren los pasillos de los juzgados en demanda de justicia.

    La  “permeabilidad” del sector justicia estriba para algunas personas en la deficiente formación de los profesionales del derecho en cuanto a factores éticos, morales, económicos, sociales, incluso religiosos que las diferentes escuelas o facultades de derecho no inculcan, recalcan, asientan y mucho menos supervisan en la formación de sus juristas.

    Por lo tanto, para la sociedad guatemalteca, si las universidades formaran buenos abogados tendríamos buenos jueces; y… si hubieran buenos jueces, pues, lógico… tendríamos buenos magistrados. Y al haber buenos magistrados, el resultado sería contar con una buena aplicación de la justicia. ¿Cuándo veremos eso en Guatemala?

    El sistema judicial no ha cambiado y probablemente no cambiará en un buen tiempo. La esperanza  de algunas autoridades judiciales quienes trataron de cambiar procedimientos y controles para mejorarlo, se quedó en los planes. El sistema funciona igual que en los gobiernos anteriores: a base de recomendaciones, trueque de empleo para los hijos en alguna municipalidad por un fallo ajustado a las necesidades ególatras, o bien, cantidades de dinero que una o mil formas hacen llegar a los interesados.

    Los poderes político y económico son capaces de comprar conciencias y obtener fallos a su favor, por lo que nos preguntamos: ¿Cuánto en dinero cuesta en Guatemala obtener justicia por parte del andamiaje judicial?  Y por ello es que los pobres no tienen acceso a la justicia,  sin dejar de reconocer que de todo hay en la Viña del Señor: juzgadores probos, decentes y honestos; utilizando una generalización imperfecta, los hay también quienes sucumben a las tentaciones ilícitas en sus diferentes manifestaciones.

     EN GUATEMALA NECESITAMOS JUSTICIA PARA TODOS; así, se evitarán linchamientos, actos salvajes, decepción social, incredulidad y, la falta de confianza que existe en las autoridades judiciales,  poco a poco podría retomar el camino justo al aplicar la ley.