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Assad gobierna el país desde que heredó el poder de su padre en el 2000. Su candidatura era ampliamente prevista para un tercer mandato de siete años.

El pronóstico es que probablemente ganará la elección aunque no está claro cómo podrán hacerse las votaciones en las áreas inmersas en la guerra civil.

Activistas opositores y Occidente han criticado la elección diciendo que sólo empeorará el conflicto, que ya lleva más de tres años, y que ha causado más de 150.000 muertos, además de haber desplazado de sus hogares a más de un tercio de la población civil.

Otros seis candidatos participarán en la elección pero se considera que sólo lo hacen para dar una apariencia de legitimidad.

Tras el anuncio, la televisión estatal difundió una breve biografía de Assad en la que pidió a los sirios que no disparen al aire en señal de alegría y les indicó que «estamos en una atmósfera de elecciones (democráticas) en Siria por primera vez en la historia contemporánea». No quedó claro si fue una admisión de que los comicios anteriores no fueron democráticos.

Empero, la convocatoria de elecciones — o votar, si tiene lugar — no será suficiente para restañar la guerra civil de Siria, ahora en su cuarto año, dijeron los activistas.

El conflicto comenzó en marzo de 2011 con manifestaciones pacíficas contra Assad y rápidamente degeneró en un levantamiento armado y una guerra civil.

«Si él (Assad) hubiese anunciado esto al comienzo de la revolución, habría ahorrado toda la sangre derramada», dijo un activista que usa el nombre de Abu Akram al-Shami, hablando desde Damasco a través de Skype.

Al-Shami dijo que él y otros activistas no reconocerán las elecciones y agregó que ahora la guerra no es solamente contra Assad sino para derrocar a la totalidad de su gobierno.

«Se trata de la totalidad del régimen. Incluso, digamos, él (Assad) abandona el cargo, tal como están ahora las cosas su régimen continuaría», dijo al-Shami.