Con la audiencia de ayer contra la diputada Julia Maldonado, se cumple una nueva etapa del proceso que por peculado se lleva en su contra por el uso que le dio a 400 mil euros que la Unión Europea había otorgado al Consejo Nacional de la Juventud (Conjuve), cuando fungió como directora durante el gobierno de Álvaro Colom.
La Fiscalía ha contado para el proceso, con toda la colaboración de la entidad donante que, en este caso, otorgó los fondos a nombre de la instancia del Estado y participó tanto en la denuncia como con la auditoría que se realizó para llevar a cabo el expediente presentado a los tribunales de justicia.
Muy diferente el escenario a lo ocurrido con el famoso caso del expresidente Alfonso Portillo y la histórica cadena de compra de voluntades por soborno que Taiwán ha tenido en nuestro país. ¿Qué tal que los europeos hubieran decidido mandar de viaje a periodistas para que no dijeran nada del desvío? ¿Será que en sus países les hubieran aguantado la farsa de hacerse los locos, como hacen los taiwaneses, tras las condenas a expresidentes centroamericanos que recibieron el sucio dinero del soborno?
Pero el embajador de Taiwán ha dicho que “no entiende” el término de sobornar, a lo que le queremos aportar con la definición de la Real Academia de la Lengua Española: “Corromper a alguien con dádivas para conseguir algo de él”. Y esa es la práctica que han hecho con políticos y funcionarios para mantener el apoyo a Taiwán tal y como lo han hecho también con periodistas para que sean sus voceros y calladitos se queden ante la sucia compra de voluntades. Si hubieran invertido el dinero en las “Bibliotecas para la Paz”, hubiera podido consultar allí el diccionario el ilustre embajador.
El caso de la diputada Maldonado es bueno como forma de garantizar a los ciudadanos de países que nos donan sus fondos que serán utilizados de manera adecuada y que quien no lo haga, deberá enfrentar la justicia. No es este el primer caso ni el último en que una denuncia como tal sucede, pero debe sentarse ya un precedente al respecto.
Pero también debe ser ejemplo de la diferencia de actitudes entre las misiones diplomáticas en el país. Mientras los europeos demuestran que están comprometidos a brindar ayuda que beneficie a nuestro país, los otros no dejan duda que son unos sinvergüenzas que en su descaro demuestran que han sido corruptos. Evidentemente, han logrado comprar parte del silencio, pero siempre sabrán los corruptos y los corruptores, lo que cuesta comprar algunas voluntades por medio del soborno.
MINUTERO:
A Taiwán le soban la leva
con descaro sinvergüenza
con todo y lo que conlleva
el quedar cual gente mensa