La politización de la elección del Fiscal


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Al parecer, en el paso previo a la destrucción de lo que quedaba de credibilidad a este sistema, el mismo se consume entre denuncias de manipulación, colusión, tráfico de influencias y otros actos similares que tienen como único propósito el incidir en la selección del nuevo Fiscal General.

Juan Antonio Mazariegos G.


En el orden del día,  el matutino Prensa Libre hacía pública la mañana de ayer jueves, una conversación telefónica supuestamente sostenida entre el Secretario Ejecutivo de la Presidencia y uno de los integrantes de la Comisión de Postulación, en la que el primero trataba de influenciar al segundo. Por la tarde, este vespertino reseñaba  la denuncia de la diputada Nineth Montenegro en el sentido de que el Ejército estaría buscando influenciar la elección del Fiscal General a través de cursos que impartía a jueces y magistrados, mientras que en la misma página desplegaba la noticia de que  activistas de derechos humanos presentaban una petición para que la actual Fiscal General fuera incluida en la nómina de candidatos de manera tal que pueda optar a un nuevo periodo al frente de la Fiscalía.

El común denominador de todos estos actos,  noticias y denuncias  era la búsqueda, obviamente con distintos fines, de influenciar a la Comisión de Postulación, a efecto de que la misma se incline por uno u otro bando, si es que únicamente existen dos, en una evidente pugna por manejar a una institución como el Ministerio Público que  de conformidad con lo que establece nuestra Constitución, es una entidad autónoma cuyo fin principal es velar por el estricto cumplimiento de las leyes del país.

Visto lo relacionado, se puede afirmar que la elección del nuevo Fiscal General se encuentra totalmente politizada y quede quien quede, el estigma del costo que su triunfo habrá tenido, le descalificará al momento de su elección y/o a lo largo del ejercicio de su cargo, sobre todo en la principal función que le asigna la Constitución, el ejercicio de la acción penal.

Guatemala vivió sus peores años a la sombra del enfrentamiento político radical, hoy unos y otros fantasmas se movilizan con el mismo objetivo que en aquellos años, dominar a su enemigo. No sé si a alguno de los mismos  le importará la enorme necesidad que tenemos el resto de los guatemaltecos de que una institución como el Ministerio Público sea apolítica, objetiva  y autónoma, dedicada única y exclusivamente a velar por el cumplimiento de la ley en el país.