Pocos días después de que Jeb Bush dijese que los inmigrantes ilegales vienen al país en un «acto de amor», con la sola intención de buscar un futuro mejor para sus familias, y causase revuelo entre los sectores que se niegan a regularizar el status migratorio de esa población, una serie televisiva lleva a los hogares estadounidenses el drama humano de los migrantes que arriesgan la vida en pos del sueño americano.

El canal Al Jazeera estrenó el domingo «Borderland», una miniserie mitad documental, mitad reality show, en la que se observa la transformación de seis estadounidenses que recorren los pasos de tres migrantes muertos intentando ingresar ilegalmente a Estados Unidos y cuentan sus historias.
El objetivo, según el productor de la serie Ivan O’Mahoney, era darle al estadounidense común la posibilidad de «compenetrarse» con el drama de los migrantes y comenzar a verlos con otros ojos, no como gente que viola las leyes.
Fortuitamente, el estreno del programa se produce en momentos en que hay gran furor por los comentarios de Jeb Bush, lo que podría contribuir a generar más interés en la serie.
En el primer capítulo los participantes entran en la morgue del condado de Pima, en Arizona, donde ven decenas de cadáveres de inmigrantes sin identificar. La Oficina Forense de ese condado informó que recibió un promedio de 178 cadáveres de inmigrantes al año entre 2002 y 2012. Y revisó los restos de 2 mil 037 inmigrantes entre 2001 y 2012. Muchos desfallecen en el desierto o son abandonados por los coyotes que contrataron.
A los estadounidenses que participaron en el programa se les entregó información de tres de migrantes muertos y se les dijo que debían viajar a sus países de origen para tratar de comprender qué fue lo que los impulsó a correr un riesgo de ese tamaño.
«Pensamos que al recuperar la historia de algunos de esos migrantes que terminaron en la morgue, gente que murió haciendo ese viaje, podría ser una manera interesante de aportar al debate público en Estados Unidos», indicó O’Mahoney.
Los seis se dividen en parejas y viajan por avión a El Salvador, Guatemala y Chiapas, México, donde conocerán a las familias e iniciarán el recorrido que hicieron los migrantes, que cubrirán parcialmente.
Quienes estuvieron en Guatemala cruzaron la frontera con México como hace la mayoría de los migrantes, en una balsa improvisada sobre el río Suchiate, que parecía avanzar plácidamente, como en un paseo, pero después debieron cruzar fincas acompañados por guardias de seguridad, ya que esa es una de las partes más inseguras de la ruta.
Las tres parejas se reúnen en Chiapas, donde se suben al techo del tren conocido como «La Bestia», que no cobra peaje a los inmigrantes, pero cuyo precio puede ser la vida misma por todos los peligros que acechan –abundan los robos, violaciones y secuestros extorsivos–, y de ahí continúan su viaje por tierra y por aire hacia la frontera con Estados Unidos. Al reingresar a territorio estadounidense se ven claramente transformados.
«Antes podía tener una postura a la ligera sobre nosotros y ellos. No esperaba sentirme tan cerca del aspecto humano, y eso fue lo que me hizo cambiar más y ver la raíz de todo esto», indicó el exinfante de marina Randy Stufflebeam, quien alguna vez se refirió a los inmigrantes sin permiso como parásitos.
Pese a que se sigue oponiendo a la inmigración ilegal, señaló que ahora comprende «cosas que nunca entendí sobre la situación y las atrocidades que están sucediendo en la frontera».
«Definitivamente necesitamos un cambio en las políticas migratorias en Estados Unidos», indicó.
La selección de los participantes tardó varios meses. Los productores recibieron cientos de propuestas por Internet y escogieron a tres personas a favor de los inmigrantes ilegales y tres en contra, incluidos el dueño de una finca cuyos trabajadores son en su totalidad hispanos, una joven republicana opuesta a la inmigración ilegal, una bloguera de temas de modas que dice que denunciaría a las autoridades a sus vecinos si fueran inmigrantes sin autorización y un artista que convive con inmigrantes.
«Todos están afectados de alguna forma por la inmigración, incluso Kishana (de apellido Holland), quien escribe un blog de modas en Las Vegas y decía que hay tantos niños en la clase de su hijo que no hablan inglés que todos los recursos de la escuela se van en eso», señaló O’Mahoney.
En el otro espectro está Lis-Marie Alvarado, de 28 años, hija de inmigrantes nicaragüenses que llegó a Estados Unidos a los 12 años y que trabaja en organizaciones a favor de la reforma migratoria. Es la única en su casa que ha conseguido la ciudadanía estadounidense, por medio de una solicitud de asilo político concedida hace casi seis años.
«Cuando nos tocó dormir en el desierto, los mismos productores no se habían dado cuenta de lo frío que en realidad era. Se pasaron algunas dificultades físicas, pero más fue lo emocional, la intensidad de la experiencia y tener que compartir esa experiencia con personas con opiniones bastante diferentes y a veces agresivas y violentas contra la raza, contra los inmigrantes», dijo.
A Lis-Marie le tocó ir Tapachula, en el estado de Chiapas, para platicar con la madre de Claudeth Sánchez, fallecida a los 21 años de edad en su viaje a Estados Unidos.
«Algo bien duro fue que… una parte de ella quisiera que ese hubiera sido uno de esos programas de tipo sorpresa donde le dábamos de vuelta a su hija», afirmó Alvarado.
Los seis recibieron un pago para compensar los salarios que dejaron de percibir durante el mes y medio que estuvieron dedicados a la producción. El proyecto comenzó en mayo de 2013 y se terminó de editar el 21 de marzo de 2014. Consta de cuatro capítulos de cerca de 50 minutos cada uno.
Encontrar historias interesantes no fue difícil para el equipo, sino hallar a familiares de inmigrantes muertos dispuestos a hablar.
«Si alguien te llama y dice vamos a llevar a seis gringos a tu casa en Tapachula, es una llamada muy rara y eso fue lo más difícil», agregó O’Mahoney.
Al Jazeera America es distribuido por servicio de Timer Warner Cable a 55 millones de hogares estadounidenses.
ACARREAN DEPORTACIONES
WASHINGTON
Agencia dpa
Pese a que el gobierno de Barack Obama asegura que ha ordenado priorizar la deportación de indocumentados con antecedentes criminales graves, la mayor parte de la cifra récord de sin papeles expulsados de Estados Unidos bajo su mandato sólo había cometido infracciones menores, afirmó «The New York Times».
De acuerdo con el rotativo, que dice haber analizado datos oficiales internos del gobierno, dos tercios de los casi dos millones de casos de deportación –una cifra récord- registrados desde que Obama llegó a la Casa Blanca en 2009 «involucran a personas que habían cometido infracciones menores, incluidas infracciones de tráfico, o que no tenían antecedente penal alguno».
Sólo 20 por ciento de los deportados, unos 394 mil, eran personas que habían cometido delitos graves, entre otros por tráfico de drogas, agrega el diario.
De hecho, según el análisis del rotativo, los casos de deportaciones que más ha aumentado son los de indocumentados interceptados tras haber cometido una infracción de tráfico: ese tipo de casos se han más que cuadruplicado desde los 43 mil registrados durante los últimos cinco años del gobierno de George W. Bush a los 193 mil en el lustro que Obama lleva en la Casa Blanca.
A ello se une, agrega el «Times», un considerable aumento -188 mil, o tres veces más que durante la era Bush- de las condenas por ingresar o volver a entrar en el país de forma ilegal. Ello implica que son devueltos a sus países de origen con la carga adicional de dejar Estados Unidos con antecedentes penales que en caso de volver a ser interceptados entrando de nuevo de forma ilegal podría hacerles acabar en la cárcel, algo que antes no sucedía de forma tan habitual.
Este análisis podría poner bajo más presión aún al gobierno de Obama, a quien los grupos proinmigración tienen desde hace tiempo en la mira, frustrados por la falta de avances en el Congreso hacia una reforma migratoria y las paralelas cifras récord de deportaciones ordenadas por el equipo de un presidente que en dos ciclos electorales les prometió una solución para los más de 11 millones de indocumentados que viven en el país.
Según la prensa estadounidense, a Obama le ha sentado especialmente mal el apodo de «deportador en jefe» que le han dado algunos de los líderes en materia de reforma migratoria.
Los datos se conocen cuando apenas se abre el plazo de tres meses que Obama ha pedido a los grupos de presión que le den para realizar una revisión «humana» de las deportaciones, orden que dio a su secretario de Seguridad Nacional, Jeh Johnson, a mediados de marzo.
Según han declarado a medios locales algunos de los activistas que han participado en las reuniones en la Casa Blanca que han mantenido con el propio Obama sobre el tema, éste les habría prometido que si no se logran avances en el Congreso –donde la mayoría republicana de la cámara baja impide votar una propuesta de ley migratoria como ya hizo el senado hace casi un año– podría ordenar algún tipo de «alivio administrativo».
De confirmarse esta promesa, supondría un cambio de rumbo en la Casa Blanca.
Obama hizo un muy aplaudido gesto en 2012 (poco antes de las elecciones) cuando ordenó mediante decreto una «acción diferida» para detener temporalmente las deportaciones de jóvenes indocumentados que se habrían beneficiado de una fracasada ley migratoria que les habría permitido iniciar su legalización, la denominada «DreamAct».
Pero desde entonces, y pese a las crecientes demandas y presiones de los activistas proinmigración, se ha negado a volver a hacer uso de sus poderes ejecutivos en esta materia, alegando una y otra vez que una solución duradera debe pasar por el Congreso.
Ya la víspera, la mesa editorial del «New York Times» criticó en un artículo de opinión la inacción del mandatario en materia migratoria y apoyó el reclamo de los activistas de que, entre otros, ordene que no se deporte a las personas que podrían beneficiarse de la reforma migratoria aprobada en el Senado en junio de 2013.
Racismo bloquea la reforma migratoria
Por PHILIP ELLIOTT
WASHINGTON / Agencia AP
Una reforma integral al resquebrajado sistema migratorio de Estados Unidos sigue estancada porque a la base republicana la motiva el racismo, dijo el domingo el presidente de la comisión en la Cámara de Representantes encargada de elegir candidatos a legisladores demócratas.
Los comentarios del legislador Steve Israel son similares a los que la líder demócrata en la Cámara Baja Nancy Pelosi hizo esta semana, quien atribuyó a cuestiones raciales la inacción del Partido Republicano para abordar la reforma migratoria integral. Al preguntársele sobre los comentarios de Pelosi, el representante del estado de Nueva York expresó que estaba de acuerdo con su evaluación.
«De manera significativa, la base republicana la base republicana tiene ciertamente elementos que son alentados por racismo; y eso es desafortunado», dijo Israel, quien encabeza el Comité de Campaña Demócrata al Congreso.
La frustración está creciendo entre la minoría demócrata de la Cámara de Representantes y entre activistas a favor de la inmigración por la negativa de los republicanos a trabajar con una ley aprobada en el Senado el año pasado. La ley del Senado daría un camino a la ciudadanía a casi 11 millones de inmigrantes que viven en Estados Unidos sin permiso y reforzaría la seguridad en la frontera.
Los republicanos siguen cautelosos sobre un debate beligerante y divisorio, lo cual podría enfadar a sus votantes medulares y menoscabar potenciales triunfos electorales en las elecciones de noviembre.
«Pienso que la contienda (electoral) tiene algo que ver con el hecho de que ellos no abordarán la iniciativa migratoria», afirmó Pelosi a reporteros.
Pelosi respondía a una pregunta sobre si factores raciales influían en la manera como los republicanos lidian con miembros del gobierno del presidente Barack Obama. La legisladora acusó a los republicanos de ser generalmente irrespetuosos hacia miembros del gobierno y las mujeres.
El legislador republicano Greg Walden dijo que culpar al racismo era tanto «equivocado como desafortunado». Señaló que sus colegas de partido han sido críticos a Obama y al partido de éste por motivos políticos, no raciales.
«Ha habido muchas extralimitaciones ejecutivas por parte de este gobierno», agregó Walden, el presidente de la comisión en la Cámara de Representantes encargada de elegir candidatos a legisladores republicanos. «El pueblo estadounidense simplemente quiere conocer la verdad… Quiere tener respuestas. Y eso es todo lo que estamos tratando de hacer».
Israel y Walden hablaron en el programa «State of the Union» de la televisora CNN.