Ya el calificativo común que la mujer representa el sexo débil, es cosa pasada, habida cuenta que informes al respecto denotan que las féminas participan con cara dura y mano dura como sicarias, extorsionadoras, asaltantes y la creciente y variada ola delincuencial en el medio hace tiempo. Se arriba por lo tanto a una nueva etapa en contra de la población en general.
Degradación humana que inscribe renglones torcidos en el bajo mundo con una naturalidad alarmante. Es decir, ahora tanto varones, menores y mujeres se dan taco a taco, con sangre fría, a la altura de situaciones que representan una problemática social indetenible por completo. Será imitación de latitudes vecinas, copia burda también del cine y la televisión, acaso.
Como quiera que sea, el caso espectacular, fuera de serie según el modus vivendi, representativo de la cultura del colectivo, a manera de resabios del costumbrismo antañón. Cuando era allá cada cuanto el escándalo generado por un suceso expectante que mantenía temores justificables, evitar hasta salir por extrema necesidad, o por el trabajo cotidiano, de día o de noche.
Deja una secuela pronunciada firme la participación de marras, a extremo que ciertos grupos sociales que circulan a lo largo de renglones correctos en su manera de vivir, pobres, pero honrados, hasta sueñan abandonar el país, tal sienten el aparecimiento y accionar de otra más de las históricas plagas de Egipto, muy a menudo citadas en medio de frustración y temor.
Tampoco significa que el caso ya generalizado mundialmente, sirva para consuelo de tontos por ser mal de muchos, en esta vida convulsionada sin lugar a dudas y a la espera de soluciones efectivas, pero en la práctica fallidas. El caso es algo sumamente complicado y hastiado desde sus inicios violentos. Pone o coloca para mejor decir, en cintura a las autoridades del orden.
Vamos en concreto, no puede ocultarse para nada, rumbo directo al despeñadero, debido a la descomposición social en grande, cuyos indicadores marcan más y más una precipitada carrera fulminante, capaz en el amplio sentido del término de destruir como arrasar con las ya pocas manifestaciones correctas. Pero qué hacer, si la solidaridad parece circular por otra galaxia.
Urge sobremanera que unidos o mancomunados fuertemente cada uno aportemos nuestra parte, bajo el principio que de poco en poco se forma una montaña. No declinemos ante estas nuevas y sorprendentes acciones, saquemos inclusive fuerzas de flaqueza que la cosa está tremenda, decidida a de las suyas hacer todo lo que les viene en gana, contra todo principio legal y justo.
Las pretensiones deshonestas, ajenas a la convivencia pacífica eso sirven de claros indicadores en esta atmósfera de lágrimas, sangre y muerte, sin poder marcarles un hasta aquí, ¡basta ya! argumentan un grupo de damas conmovidas duramente por la infinidad de conductas totalmente irregulares y por supuesto al margen de la ley, empero en marchas destructoras.