Para Anthony Mackie, haber conseguido el papel de Falcon (el Halcón) en «Captain America: The Winter Soldier» («Capitán América y el soldado del invierno») significa mucho más que haber sellado un pacto soñado con Marvel.
«Cuando escuché que obtuve el rol me puse a llorar», dijo Mackie en una entrevista reciente. «Me di cuenta de que dos años después algún niño negro iba a tocar mi puerta con un disfraz de Halcón en Halloween. Yo no tuve eso de niño. No era como que podían preguntarme, ‘¿Qué quieres ser en Halloween?’ y yo responder Shaft. Ser el Halcón es monumental».
Trabajar con Marvel era una vieja meta para Mackie, aunque se imaginó haciendo de villano, no de superhéroe. «Quería ser como el Guasón y hacerlo como Heath Ledger», dijo. «Le mandé emails a Marvel como cada cuatro o cinco meses. Los llamaba y les decía, ‘Lo hago de gratis’. Hace unos dos años me mandaron una carta diciendo, ‘No nos llames, nosotros te llamaremos’. Pensé, ‘Diablos, en Marvel están enfadados conmigo»’.
Casi seis meses antes de que comenzara el rodaje en abril de 2013, los directores Anthony y Joe Russo le ofrecieron a Mackie un papel en la adaptación del libro de historietas.
«Fue épico», recuerda el actor de 35 años. Y admitió que no sabía mucho del personaje de Sam Wilson que se convierte en el Halcón, uno de los primeros superhéroes afroamericanos en los cómics establecidos. «Leí sobre él y de inmediato me metí al gimnasio», agregó riendo. «Pensé que si iba a usar tanta licra tenía que estar en forma».
Cuando «Capitán América» se estrene el viernes, probablemente este será el papel por el que Mackie sea recordado. Pero fue su interpretación del sargento de una unidad de desactivadores de explosivos en el drama de guerra de Kathryn Bigelow «The Hurt Locker» («Zona de miedo») lo que le allanó el camino.
«Ambos papeles en ‘Half Nelson’ (que protagonizó en 2006 con Ryan Gosling) y ‘The Hurt Locker’ le enseñaron a ser un actor de verdadero peso», dijo el productor ejecutivo de «Capitán América», Nate Moore. «Cuando buscamos a alguien para el papel de Sam Wilson, sabíamos que queríamos a un actor que se sintiera a la altura de Steve Rogers (Chris Evans). Consideramos algunos nombres, pero ninguno superaba el primero que habíamos discutido: Anthony Mackie. Una vez que conocimos a Anthony en persona, quedamos convencidos. Nos cautivó».
Mientras crecía en Nueva Orleáns, actuar era lo último que Mackie podía imaginar. El autoproclamado alborotador dijo que probablemente hoy le hubiesen recetado Ritalin. «Pero tuve a este profesor maravilloso que me enseñó de Shakespeare, lo que me abrió los ojos y me dio una idea diferente de lo que podía ser».
Sufrió un fuerte golpe a los 15 años, cuando su madre murió. La herencia se dividió entre él y sus cinco hermanos, cada uno de los cuales recibió 550 dólares, y él usó 542 para viajar a Nueva York, donde audicionó para ingresar a la reconocida escuela Juilliard de artes escénicas y lo logró.
«Me confirmó que tenía la capacidad de hacer esto y vivir de esto», recordó. También le dio la oportunidad de volcar su ira en energía positiva tras la pérdida de su mamá. «La mayor bendición que ella me pudo haber dado es dejarme ser yo mismo», dijo. «Una vez que entré a la escuela todo despegó».
Estando en Juilliard consiguió un papel para la exitosa cinta biográfica de Eminem «8 Mile». Desde entonces, ha aparecido en más de 30 películas, desde pequeñas cintas independientes hasta grandes producciones con estrellas de talla mundial.
Es uno de un selecto grupo de actores afroamericanos que consistentemente consiguen trabajo en grandes películas. Mackie está muy consciente del peso de la discriminación que deben sobrellevar las minorías en Hollywood, pero lo describe como un obstáculo más que superar.
«En este negocio en específico, la raza juega un papel sobrecogedor en nuestras vidas porque tantos de mis amigos, que son 10 veces más talentosos que yo, no están trabajando. No hay suficientes papeles para ellos. Simplemente porque son negros, latinos o asiáticos. Creo que eso está cambiando y evolucionando lentamente», dijo.
«Pienso que mientras más nos apoyamos nuestras oportunidades crecen. Mira la portada de Vanity Fair. Mira los Oscar. Michael B. Jordan ahora pisa esas aguas con facilidad. Creo que en gran parte tiene que ver con los actores que vinieron antes que él y se dieron cabezazos contra la pared una y otra vez».
Mackie espera contar la historia de otro pionero que ayudó a derribar las barreras para los afroestadounidenses, no a través de la actuación, sino del deporte: el medallista olímpico Jesse Owens. Es un proyecto de pasión que espera poder realizar en un futuro cercano.
«Lo maravilloso del Halcón es que me ha puesto en una posición en la que la gente está dispuesta a tener conversaciones sobre Jesse Owens», dijo. «Siento que es una historia que debe contarse».
A través de ejemplos como su perseverancia con Marvel, Mackie da fe de que si le dan una oportunidad, prosperará. «Ese es el lema de mi vida», dijo. «Si me permiten entrar, me quedaré».