Apenas dos botones de muestra


Oscar-Marroquin-2014

El dinero del erario se hace chinche todos los días en Guatemala y el escandaloso caso de los alcaldes Arnoldo Medrano y Fidelino Palencia apenas deben verse como dos simples botones de muestra de lo que es una lacerante realidad de un pueblo que no logra salir de su pobreza porque los recursos públicos se los roban, todos los días y en todas las instancias, sin que el producto de los tributos puedan significar la inversión que hace falta para generar oportunidades que tienen que partir de servicios tan elementales como la salud y la educación, no sigamos la infraestructura necesaria para catapultar el desarrollo.

Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt


El patrón puede ser parecido aunque los niveles de sofisticación son distintos, pero de todos modos, como alguna vez comentó mi hijo Pedro Pablo Marroquín en su columna, los largos terminan ostentando su riqueza mal habida porque para eso son ladrones, para gozar de los frutos del dinero que a costa de la pobreza, de la inseguridad, de la falta de salud y de la pésima educación que se ofrece a nuestra gente, van amasando mediante el amaño de negocios de todo tipo y calibre.
 
 Yo recuerdo en mi infancia cuando se destaparon los escándalos de la constitución de la Gran Flota Mercante Centroamericana –FLOMERCA–  y el negocio de las corcholatas para las botellas de licor envasadas en Guatemala. Esos negocios, realizados en el gobierno de Ydígoras que se consideró con justicia como un gobierno de pícaros y ladrones (que hasta se enriquecieron negociando con la CIA el espacio para entrenar a los cubanos anticastristas), eran como el niño que le roba un dulce en la piñata a su vecino si los comparamos con lo que hemos visto a lo largo de las últimas décadas. En aquellos días la corrupción sirvió de pretexto para derrocar a Ydígoras que coqueteaba con Arévalo y Peralta gobernó imponiendo lo que llamó “Operación Honestidad”.
 
 Lo que hemos visto después no tiene parangón porque se perdió el último ápice de decoro y la impunidad alienta a los largos para que cada día se dediquen a hacer negocios más grandes y en todos los campos. Se roba en los contratos de construcción y se roba en todo contrato de suministro. Los proveedores de medicina compiten en mafia con los proveedores de comida para las cárceles en la acumulación de ostentosas fortunas que no podrían existir sin la mano invisible de la corrupción que está en todos lados y que no falla a la hora de repartir ganancias y sobornos.
 
 No digamos los concesionarios del Estado que igual obtienen licencias para explotar el subsuelo que disfrazados usufructos o arrendamientos para burlar el elemental concepto de la concesión que debe regularse estrictamente.
 
 No digo que con Medrano y Palencia sólo estén tapando el ojo al macho porque son largos de cuidado. Pero evidentemente no son ni los únicos ni los peces más gordos. Bastaría seguir la pista a los fideicomisos para agarrar a otro montón de sinvergüenzas, no digamos si se hace un esfuerzo para seguir la pista del dinero que tienen que blanquear empresarios y políticos que se hartan a expensas de las necesidades del pueblo. Tarde o temprano el dinero que intercambian en el extranjero deja alguna huella que podría ser su condena si existiera una pizca de voluntad.