Varios ataques al norte de Bagdad mataron el martes a 8 soldados al comenzar la campaña electoral por los comicios generales del 30 de abril.
Irak efectuará sus primeras elecciones parlamentarias desde la retirada de las fuerzas estadounidenses a fines del 2011. Los candidatos chiíes, sunis y curdos se disputan 328 bancas en un país profundamente dividido, afectado por la violencia y la corrupción.
El primer ministro Nouri al-Maliki aspira a un tercer mandato, pese a encarar las críticas de sus oponentes que le acusan de no brindar seguridad y servicios básicos a la nación.
El ataque más cruento del martes ocurrió en la ciudad del desaparecido dictador Saddam Hussein, Tikrit, a unos 130 kilómetros (80 millas) al norte de Bagdad.
Un atacante suicida embistió con su vehículo cargado de explosivos contra un convoy militar en esa ciudad, matando a cinco soldados e hiriendo a 11, dijo la policía.
Horas después, hombres armados dispararon contra un puesto de control del ejército, matando a dos soldados en la ciudad norteña de Mosul, dijeron las autoridades. En otra zona de Mosul, un hombre armado mató a un soldado en otro puesto de control.
Los médicos confirmaron las baja y todos los funcionarios hablaron a condición de guardar el anonimato por no estar autorizados a dialogar con la prensa.
La violencia ha empeorado en Irak el último año, y el 2013 fue el año más cruento desde que la lucha sectaria comenzó a amainar en el 2007. Las fuerzas de seguridad de Irak han sido el objetivo favorito de los insurgentes sunis que desean minar al gobierno de Bagdad, encabezado por los chiíes.
La prolongada batalla en la provincia occidental de Anbar, dominada por los sunis entre las fuerzas de seguridad iraquíes y los insurgentes inspirados en al-Qaida seguramente afectará las elecciones.
De continuar la lucha, las autoridades militares iraquíes dijeron que sería imposible realizar las elecciones dentro de la ciudad de Faluya, al oeste de Bagdad, ocupada por los insurgentes, pero indicaron que la votación quizá pueda ser efectuada en las afueras. Por lo menos un tercio de las ciudades de la provincia podrían ser afectadas, según las autoridades.
Los militares ocuparon Faluya y partes de Ramadi en diciembre después que las fuerzas de seguridad detuvieran a un legislador suni buscado por cargos de terrorismo, y desmantelaron un campamento de protesta suni.