Doble rasero sobre leyes de mercado


Oscar-Marroquin-2014

El tipo de cambio ha sido uno de los factores económicos en los que más se insistió en la importancia de dejar que sean los factores de mercado los que lo determinen. Así, la Junta Monetaria ha establecido mecanismos que privilegian la oferta y la demanda y que permiten su intervención únicamente para prevenir cambios abruptos que puedan ser producto de fenómenos extraordinarios o de tendencias especulativas, ante las cuales la autoridad monetaria compra o vende divisas para propiciar la mayor estabilidad posible, pero sin que ello se traduzca en una maniobra para determinar el valor del dólar frente al quetzal.

Oscar Clemente Marroquín
ocmarroq@lahora.com.gt


Ello es parte de la marcada tendencia que ideológicamente se impuso para evitar que el Estado tenga intervenciones en la economía que puedan alterar lo que, según la doctrina prevaleciente en nuestro medio, determina “la mano invisible del mercado”. Y así funcionan  los precios en prácticamente todos los bienes y servicios en nuestra economía, en la que hasta se eliminaron fondos compensatorios como el que había para evitar alzas abruptas en los combustibles o la energía.
 
 Sin embargo, en economía como en el resto de los comportamientos sociales, vemos que la doble moral está presente porque los mismos que creen dogmáticamente en el valor del mercado como único regulador de precios y valores, resultan ahora clamando por una mano visible, por una mano de mono, para que el Estado intervenga apreciando el dólar de manera que con sus exportaciones ellos puedan ganar más en quetzales. Al diablo la prédica de que no debe haber intervenciones estatales en cuestión de precios, porque la necesidad de aumentar ganancias es más poderosa que el dogma ideológico que se repite incansablemente en el plano teórico, pero cuando llega el momento de pedirle al papá Estado que meta la mano para que aumenten sus ganancias, ni siquiera aparece el rubor.
 
 Cuando un grupo social reclama atención del Estado para atender alguna necesidad colectiva, surgen los que aseguran que esos son buscadores de rentas (rental seekers) que tratan de sacar provecho de la capacidad de los gobiernos para actuar en determinadas circunstancias, pero pocas veces se ponen ejemplos que involucren a los que, con total desparpajo, plantean que se tiene que manosear el tipo de cambio para que se ajuste a sus necesidades de lucro. El tipo de cambio tiene enorme importancia como factor de la economía, sobre todo en países donde hay tanta dependencia de insumos ineludibles que son importados, como el petróleo, y cuyo precio tiene impacto en toda la cadena de producción. Para los exportadores es más importante que ellos puedan recibir más quetzales por cada exportación, aunque ello signifique que el consumidor tendrá que pagar más quetzales por cada galón de combustible, por cada kilovatio, por cada producto que tenga ingredientes importados o que dependa de la generación de energía y del transporte para su comercialización.
 
 Por eso es que la mano invisible del mercado muchas veces es inútil, porque se convierte en un guante que recubre la mano de mono de quienes tienen, por ejemplo, poder de decisión en entes como la Junta Monetaria y pueden influir para implementar políticas de azadón.