El tema ambiental surgió a raíz de la convocatoria que hicieran las Naciones Unidas, a petición de diversos países, que empezaban a padecer las molestias de la contaminación por la lluvia ácida, entre éstos, Canadá y Estados Unidos de América, Francia y Alemania.
En ese sentido, se celebró la primera Conferencia en la ciudad de Estocolmo, Suecia, en el mes de junio de 1972. A esta reunión asistió nuestro país con una delegación que, en su mayoría, sabía perfectamente a lo que iba.
Pero, lamentablemente como en muchos casos, los resultados de nuestra participación fueron muy pobres debido a que pese a los compromisos adquiridos, no fue posible que se adoptaran políticas adecuadas para enfrentar el fenómeno ambiental que se nos venía encima, ni educación ambiental apropiada ni una legislación específica que la tratara.
Ya para esa época, América Latina poseía leyes ambientales, cito algunos ejemplos: Estados Unidos con su ley de aire limpio (1970), Puerto Rico con su Ley de Políticas Públicas Ambientales (1970), Colombia con el primer Código Nacional de Recursos Naturales (1974), Venezuela con su ley orgánica del ambiente (1979), y, la República Argentina que por poseer un sistema federal o provincial de gobierno desde los años 70´s, cada una de sus provincias (Ej: Córdoba, Mendoza, Buenos Aires, etc.), ya habían elaborado sus respectivas leyes específicas del ambiente.
Pasa el tiempo y nuestro país no logra despegar, pues se presentan los mismos problemas que en la actualidad persisten. Así: falta de políticas de Estado, falta de voluntad y de educación ambientales, desconocimiento y lo más crítico: que todas las unidades académicas de Ciencias Jurídicas del país no han incluido la rama del Derecho Ambiental
No fue sino hasta el año 1986 que se emite por el gobierno de entonces, la Ley de Protección y Mejoramiento del Medio Ambiente, y que pareciera que se hizo a la carrera, pues no consultaron debidamente ni a nivel nacional ni internacional la forma más adecuada de redactar dicha normativa y la hicieron los diputados de ese tiempo según su criterio, haciéndola descansar en reglamentos que en su mayoría no existen y por ende contribuyendo con la contaminación ambiental que a la fecha nos azota. El deterioro es más que evidente.
Finalmente, el resto de países de Centroamérica, emiten sus leyes específicas del ambiente a partir de los años dos mil con una asesoría del Programa de Naciones Unidas, a efecto de poder enfrentar el cambio climático, la contaminación del suelo, aire y agua, ruido y estridencias, agotamiento de las áreas boscosas, etcétera, cosa que nuestro país carece porque no posee todos los reglamentos básicos ni la Política Ambiental que, entiéndase bien, debe ser sancionada por los legisladores.
No por mucho madrugar amanece más temprano, pues nuestra “Bella Guatemala” en la actualidad carece de una eficaz legislación ambiental y los conflictos están a simple vista (Minería, Ley de Aguas, explotación de tierras, etc), y continuarán por falta de asesorías adecuadas.
Por favor no contradigamos materias que no se han sabido estudiar en el país. Llevar la contra a nada nos conducirá.