Elena Poniatowska asegura que el trabajo literario y periodístico que ha realizado por más de cinco décadas nunca la ha dejado satisfecha. «Nunca estoy contenta con lo que escribo. Al igual (Carlos) Monsiváis y sobre todo como José Emilio Pacheco, siempre escribo y reescribo lo que hago», dijo el martes antes de recibir la medalla Bellas Artes 2013.
«Escribir a veces es una chinga (un aporreamiento), es pesado. Cuando veo lo que hay afuera digo: ‘¿por qué no estoy afuera haciendo la vida en vez de estar atornillada a una máquina de escribir?»’, reflexionó entre risas en la capital mexicana.
La medalla es uno de los más importantes reconocimientos culturales de México y se suma a una larga lista de premios que han reconocido sus aportes literarios, que incluyen el Premio Cervantes 2013, la medalla Gabriela Mistral y el Premio Rómulo Gallegos.
Reconocida también por su faceta de periodista, en la que entrevistó a personalidades como Luis Buñuel, Diego Rivera y Dolores del Río, Poniatowska señaló que nunca se ha catalogado como una escritora.
«Ni siquiera pretendo ser una escritora, lo que he pretendido ser es ser periodista: informar y preguntar. Nunca me he cansado de preguntar porque nunca he tenido respuestas», expresó.
Señaló además que, en su andar, dar vida a cada obra le ha tomado el doble de esfuerzo debido a que no se formó académicamente. «No estudié, no tengo una formación académica, no tengo método y lo he tenido que suplir con más trabajo», explicó.
A pesar de ello, la escritora nacida en París en 1932 y radicada en México desde la década de 1940, ha sido reconocida por su habilidad para relacionar el periodismo y la literatura. Precisamente, el escritor Juan Villoro, destacó la habilidad de la escritora para mezclar ambos universos.
«Poniatowska ha convertido el periodismo en una forma de literatura», apuntó. «No hay nada más complejo que una entrevista planeada por Poniatowska», agregó el escritor, quien destacó «Leonora», una novela que Poniatowska desarrolló a partir de entrevistas con la escultora Leonora Carrington.
Laureada por haber hecho a un lado sus orígenes aristocráticos y apoyar a las clases menos favorecidas, Poniatowska es la única sobreviviente de una generación que incluye, entre otros, a Carlos Fuentes, el cronista Carlos Monsiváis y José Emilio Pacheco, quien falleció recientemente.
La autora de «La noche de Tlatelolco» apuntó con humor que lo único que le falta en su prolífica carrera es «alzar los tenis y petatearme», como se dice coloquialmente en México a morir.
Próxima a cumplir 82 años, Poniatowska se mostró imparable. Por un lado, prevé desenterrar sus raíces paternales con una novela en la que aborde a los Poniatowski y ya trabaja en una novela sobre la vida de Lupe Marín, segunda esposa de Rivera.
«Tuve el privilegio de entrevistarla. Me encontré entre mis papeles casi 200 páginas de entrevista. Cuando las leí dije ‘esta mujer es extraordinaria’. Quise revivirla», refirió sobre la novela.
Sobre la novela en la que desempolvará su genealogía paternal, apuntó que «como llegué a México a los 10 años olvidé a toda mi familia paterna: los Poniatowski. Ya no la tuve tan presente. Quisiera hacer también una novela sobre ellos. «, detalló. Por lo pronto, la octagenaria autora adelantó que ya tiene listo el discurso con el que recibirá el Premio Cervantes en abril.
Adelantó que será dedicado a la mujer y que hablará «surtidito y rico» (de muchos temas). Con picardía presumió el logro de ser la primera fémina en que suba al púlpito de Alcalá de Henares para recibir el galardón.
«Soy la primera mujer que va a subirse al púlpito. Soy la primera que va a subir allí, porque Ana María Matute, que obtuvo el premio antes que yo, habló desde su silla de ruedas.
María Zambrano, la gran filósofa no fue a recibirlo y Dulce María Loinal, un señor habló en vez de ella», precisó. » Espero no caerme como chango (mono) viejo allí, pero la única que va a subirse soy yo», agregó.