Tristemente, los guatemaltecos nos hemos convertido en una sociedad que no tiene capacidad de reaccionar ante hechos que en cualquier otro lugar del mundo causarían tal consternación y dolor que harían asegurarnos que nunca más nos ocurran.
Ayer fue La Terminal la que nos entretuvo para atender la “novedad” pero no por más tiempo que el último camionetazo, derrumbes como Panabaj, etc. La diferencia: que en La Terminal por la Gracia de Dios no hubo víctimas mortales, pero el resultado de olvido vendrá tan pronto como con las decenas de fallecidos en los accidentes de buses y los más de mil quinientos en el poblado entero que desapareció en el Stan. Y pareciera que solo decimos un “hasta la próxima” esperando sin ninguna reacción cuál será el próximo evento que altere la cotidianidad.
Somos un país en que la corrupción pasa y ahora viene Taiwán (tema al que nos referiremos en otra oportunidad) a decir que ya pasó el escándalo y que lo que dijo el expresidente Portillo es falso. Medios, políticos y entidades que han sido cómplices de la práctica de la compra desde Formosa, van a aceptar y apoyar las burdas y torpes excusas de los taiwaneses. ¿Y la sociedad? ¡¡Hasta la próxima!! Nada qué averiguar del resto de la corrupción y se da por sentado que con Portillo empezó y terminó la corrupción como convenientemente nos han querido hacer creer.
Y la Municipalidad dirá que la falta de “colaboración” y entendimiento de los vendedores es la culpa porque ellos, como autoridades, crearon la Central de Mayoreo que es el método “ordenado” y alejado para que un mercado como La Terminal no afecte el cosmético plan de Arzú. Con otro, ¡¡Hasta la próxima!!, la sociedad se lo callará como lo hizo cuando su equipo privatizó Guatel y la Empresa Eléctrica o cuando sus oficiales se involucraron en la muerte de Gerardi.
Lamentamos profundamente la situación que viven los miles de afectados por la quema de los puestos de venta de La Terminal. Gente que madruga para trabajar, que comercia con habilidad y que mantiene la actividad en un mercado que no recibe en infraestructura el reconocimiento que merece. Posiblemente, si se creara un fideicomiso en el que los vendedores pactaran con la actual administración municipal una “discreta” administración de fondos, se podría resolver el abandono en que están.
Pero, principalmente, lamentamos la actitud que como sociedad nos ha llevado a ser los que dicen ¡¡Hasta la próxima!! Sin escandalizarnos con la violencia, corrupción, impunidad, tragedias como las que mencionamos acá, etc. ¿No será momento de cambiar de dicho por un ¡¡Basta ya!!?
Minutero:
Nunca ponemos remedio
previniendo la tragedia;
pasada la bulla del medio
volvemos a la comedia