La Casa Blanca quiere que la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos (NSA por sus siglas en inglés) deje de recolectar y almacenar datos de las llamadas telefónicas de los ciudadanos y una propuesta de que el gobierno recabe la información a las compañías telefónicas responde a las preocupaciones públicas sobre la privacidad, afirmó el presidente Barack Obama el martes.
El gobierno de Obama propondrá esta semana que el Congreso reforme el programa de vigilancia electrónica para que el gobierno ponga fin a la recolección de las llamadas de millones de estadounidenses y a la práctica de mantener los registros durante cinco años para propósitos de seguridad nacional. Obama lo comentó el martes en Holanda al término de una cumbre sobre seguridad nuclear.
La propuesta de la Casa Blanca es similar a un proyecto de ley que miembros de la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes presentaron el martes. Tanto Obama como el presidente de dicha comisión han dicho que el programa de recolección de llamadas telefónicas está sometido a numerosos controles y que el material está seguro, pero el presidente y la comisión responden a las preocupaciones públicas sobre el programa antiterrorista de la agencia.
Los detalles del programa secreto de recolección de llamadas fueron revelados el año pasado por el exanalista de la NSA Edward Snowden.
«Hay mucha desconfianza» debido a las revelaciones de Snowden, dijo el presidente de la comisión, Mike Rogers, y esta nueva propuesta responde a dichas preocupaciones, afirmó.
Se anticipa que la Casa Blanca propondrá que las compañías telefónicas retengan los registros durante 18 meses, lo mismo que les requiere actualmente la regulación federal.
El plan del presidente requiere acción del Congreso, algo que hasta ahora parecía improbable. Hay varios proyectos distintos acerca de cómo reformar el programa de recolección de llamadas telefónicas. Incluso hay diferencias de opinión dentro de los partidos políticos.
El programa de recolección de llamadas expira a mediados de año. Si el Congreso no se pone de acuerdo para modificarlo para entonces, el programa cesará completamente.
En enero, Obama encomendó al gobierno a presentar una alternativa al actual programa antiterrorista y sugirió que la más probable era la de las compañías telefónicas, pero advirtió que esa opción también planteaba sus problemas.
«Esto no será sencillo», dijo Obama en ese entonces. Un panel independiente sugirió que la recolección de llamadas por parte del gobierno fuese reemplazada por una tercera parte o por las compañías telefónicas para que el gobierno pudiese recabar el material a medida que lo necesitara.
«Las dos opciones plantean problemas difíciles», dijo Obama en enero. «Depender únicamente de los registros de distintos proveedores, por ejemplo, podría requerir que las compañías alterasen sus procedimientos con medios que podrían plantear preocupaciones por la privacidad».
Las empresas telefónicas también se han manifestado contra esta opción.