La Organización de Estados Americanos (OEA) silenció hoy de facto a los representantes de la oposición venezolana que habían acudido a hablar ante el organismo al declarar «privada» -a puertas cerradas- la sesión, por lo que sólo los embajadores podrán escuchar sus palabras.
La diputada opositora María Corina Machado había acudido hoy a la OEA a invitación de Panamá, que logró poner en el primer punto del orden del día una discusión sobre la «situación» en Venezuela con la petición expresa de que se le diera la voz a la legisladora, denunciada por el gobierno de Maduro como una de las responsables de la violencia en las protestas que han dejado una treintena de muertos desde febrero.
Como «plan B» en caso de que se le impidiera hablar en ese momento, el embajador panameño ante la OEA, Arturo Vallarino, estaba dispuesto a cederle su silla a Machado cuando se llegara al último punto del orden del día, el tradicional «otros asuntos», para que pudiera tomar allí la palabra.
Pero todos estos planes se vieron frustrados por el hecho de que los miembros de la OEA decidieron, a instancias de Nicaragua, que la sesión se celebrara, pero en privado, es decir, sacando de la sala a los numerosos periodistas que estaban cubriendo la reunión, que tampoco fue retransmitida en directo por la web del organismo.
Un total de 22 países votaron a favor de que la sesión fuera a puertas cerradas. Junto con Venezuela, Ecuador, Nicaragua o El Salvador, votaron a favor de la «privacidad» del encuentro Argentina, Uruguay y los países caribeños en bloque salvo Barbados, que se abstuvo. También Brasil abogó por cerrar el encuentro a la prensa y público, pero lo justificó acusando -sin citarla expresamente- a Panamá de haber tratado de convertir la sesión en «un circo para una platea externa».
Apoyaron en tanto a Panamá en sus intentos de que el encuentro fuera abierto en aras de la «transparencia» Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México, Paraguay y Perú.
Se trata de la misma maniobra que orquestó Venezuela con apoyo de los países del Alba y los caribeños cuando, a comienzos de mes, Panamá quiso llevar a debate la situación del país sudamericano a raíz de las protestas sociales contra el gobierno de Nicolás Maduro. En esa ocasión, las largas sesiones se sostuvieron también en privado y la declaración finalmente acordada fue protestada tanto por Panamá como por Estados Unidos, que se quedaron solos a la hora de reclamar una posición más dura contra Venezuela.
En declaraciones a periodistas desde la misma OEA, Machado calificó de «censura» provocada por Venezuela este hecho.
«Es la misma censura, es la censura que nos ha impuesto el régimen en Venezuela y que su brazo censurador llega hasta aquí», sostuvo la diputada, a quien acompañaban el líder estudiantil Carlos Vargas, el sindical Iván Freites y Rosa Orozco, madre de la estudiante Geraldine Moreno, una de las primeras víctimas mortales de las protestas.
Una treintena de personas aguardaban a las puertas de la OEA con banderas venezolanas y pancartas alentando a los opositores en el interior de la sede del organismo hemisférico en Washington, gritando «¡valiente!» a Machado y «OEA, haz tu tarea» hacia los Estados miembros.