La misma historia


Jody

Esta semana, como todos los días fui leyendo las hojas de los periódicos. Me sorprendí. Por el color del cielo y el color del pelo de una mujer creí que estaba en la sección de Internacionales. Las noticias eran de muerte, accidentes, asesinatos. Pero estaba equivocada. Eran de aquí, no tan lejos de la ciudad: San Miguel Petapa y Palencia. La muerte de un piloto y un autobús volcado.

POR JODY GARCÍA
yojody@gmail.com


En ocasiones, la mayoría de las veces, quisiera una pensar en que la muerte no es una constante acá, en Guatemala. Que la violencia es algo que asusta por ser una sombra no tan frecuente, pero lo cierto es que al cambiar las páginas los personajes cambian, pero la historia y su trama es la misma, desde hace años.

Y no es que el resto del mundo necesariamente esté mejor, pero aquí vivimos, y permanecemos con miedo. La violencia es como una bala perdida. Puede cruzarse en el camino de cualquiera y marcar, y hasta cortar la vida.

En uno de esos periódicos, al cambiar la página un gran anuncio hace alusión a que ya se aproxima el verano, y parece que en el impacto de la publicidad se nos olvida que somos parte de un país que a diario convulsiona.

Ayer se celebró el Día Internacional de la Felicidad y como parte de esta sociedad no puedo contar cuántos motivos hay para alegrarnos. Los cambios que se están generando en las instituciones del Estado no nos llenan de confianza y expectativas de que todo será mejor o que al menos algo podrá cambiar, sino por el contrario, hasta el momento nos saturan de sentimientos de incredulidad y duda sobre lo que hay detrás de cada nombramiento.

Desde hace tiempo se empezaron a perfilar los personajes que el próximo año se disputarán el poder, y se inician a trazar e implementar las estrategias para llegar a él, incluso yendo contra toda moral y ética, con tal de colocarse dentro de la primera opción de intención de voto y quedarse dirigiendo el gobierno con todo y su presupuesto.

En este caso, no hay esfuerzo que no valga la pena, desde dilapidar recursos del Estado hasta atiborrar la ciudad y los paisajes con propaganda que desde ya nos tiene hartos. ¿Habrá entre sus planes intenciones reales de cambiar el país, sobre todo en las necesidades más apremiantes? Las opciones más visibles, para desgracia del pueblo guatemalteco, desde ya se muestran decadentes y dispuestas a continuar con el actual sistema.

Mientras el país continúe en manos de grupos de criminales que cada vez comenten sus acciones con mayor barbaridad –como las formas de cobrar extorsión y asesinar a quien no la pague, por ejemplo– y las élites no se inmuten por lo que pasa con el resto de las personas mientras sus emprendimientos tengan buenos réditos, las páginas de los periódicos, la noticieros de televisión, entre otros, tendrán materia para continuar mostrando la barbarie de país que aún tenemos. El dolor y sufrimiento de las personas seguirá alimentando muchos bolsillos.

Pienso en la frase de Mario Benedetti que encaja bien en esta actualidad: “Te quiero en mi paraíso; es decir, que en mi país la gente viva  feliz aunque no tenga permiso», pero ojalá que tengamos un día de estos el coraje para cambiar eso que anda muy mal en Guatemala y que seamos felices sin tener que pedir permiso.