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Renzi, el quinto mandatario italiano que Merkel conoce desde que asumiera el cargo en 2005, acude a la capital alemana después de que la pasada semana presentara un paquete de reformas que incluye una rebaja en el impuesto sobre la renta de 10.000 millones de euros (13.900 millones de dólares) para 10 millones de trabajadores con ingresos bajos y medios a partir del 1 de mayo.

El antiguo alcalde de Florencia, de 39 años, expondrá ante la mandataria alemana, fiel defensora de la política de austeridad, sus planes para financiar esas medidas en un momento donde Italia está teniendo dificultades para salir de la recesión más larga desde la Segunda Guerra Mundial.

   «Deberá convencer a la canciller alemana de que esto es ahora lo correcto para Italia, porque allana el camino a las reformas del mercado de trabajo y de la burocracia», escribió el diario italiano «La Repubblica».

El primer ministro de centroizquierda se encuentra en su primera gira por Europa desde que asumiera el cargo el pasado mes. A diferencia de su predecesor en el cargo Enrico Letta, Berlín no fue su primera parada, sino París.

   En su visita a la capital francesa el fin de semana, Renzi volvió a dejar claro que sus principales objetivos son la creación de empleo y el crecimiento, más que la austeridad, aunque insistió en que Italia mantendrá su déficit por debajo del tres por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). Sin embargo, como actualmente está en el 2,6 por ciento, Renzi ya adelantó que tienen aún margen hasta llegar al límite de la UE.

   Recientemente, la Comisión Europea puso a Italia en su lista de vigilancia, junto con Eslovenia y Croacia, por su baja productividad y su enorme deuda pública.

   Después de la trigésimo cumbre bilateral de este tipo desde 1977, a donde Renzi ha acudido con todo su gabinete de gobierno, está previsto que los dos mandatarios participen en una rueda de prensa.