La mayoría y la oposición libanesas, enzarzados en una disputa por el poder desde hace nueve meses, se miden el domingo en unas elecciones legislativas parciales que servirán de test de cara a las presidenciales sobre todo para la dividida comunidad cristiana.
Los electores deberán designar este domingo a los sustitutos de dos diputados de la mayoría antisiria Pierre Gemayel y Walid Eido, de cuyos asesinatos la mayoría parlamentaria hace responsable a Damasco, aliado de la oposicón libanesa.
En Beirut, el escaño de Walid Eido, diputado sunita víctima de un coche bomba en Beirut el 13 de junio, volverá con toda probabilidad al candidato de la mayoría.
Pero en la otra circunscripción, en la cristiana Metn (noreste de Beirut), la campaña se tornó en una dura disputa con a vista en las aspiraciones presidenciales.
Los cristianos están divididos desde que estalló la crisis por la dimisión en noviembre de seis ministros prosirios.
Los candidatos en liza son Camille Khoury, apoyado por el jefe de la oposición cristiana, Michel Aoun, aspirante declarado a la presidencia; y el ex presidente Amine Gemayel, un líder de la mayoría que ahora quiere ocupar el hueco dejado por su hijo Pierre, asesinado el 21 de noviembre pasado cerca de Beirut, al que también sitúan en la carrera presidencial.
La elección será un indicador de la fuerza de las dos corrientes cristinas a menos de dos meses de la elección del nuevo jefe del Estado, un puesto que tradicionalmente recae en un representante de la comunidad maronita, la más importante iglesia cristiana en Líbano.
El Parlamento debe elegir entre el 25 septiembre y el 25 de noviembre al sucesor del actual presidente, el prosirio Emile Lahoud, pero el bloqueo institucional que se mantiene tras la crisis amenaza esa designación.
La Corriente Patriótica Libre (CPL), el partido de Aoun y Khoury, obtuvo una gran mayoría del voto cristiano en las últimas legislativas del 2005, pero la popularidad del líder del partido y aspirante presidencial está en gran retroceso desde que se aliara el año pasado con el Hezbolá chiita, primer partido de la oposición.
Los ataques en campaña entre Michel Aoun y Amine Gemayel fueron tan virulentos que el patriarca de la iglesia maronita, cardenal Nasrala Sfeir, intervino para lanzar la admonición de que «una casa dividida termina por hundirse».
El gobierno del primer ministro Fuad Siniora, apoyado por los occidentales y la mayoría de los países árabes, organizó estas elecciones frente al criterio del presidente Lahoud, quien niega toda legitimidad al ejecutivo tras la salida de los ministros de la minoría.
A falta de una rápida solución a la crisis, la elección presidencial puede encallar. La mayoría dispone de suficiente mayoría para que venza su candidato, pero la oposición puede bloquear la votación dejando el Parlamento sin el quórum requerido (de dos tercios).