Una investigación maratónica del Senado sobre denuncias de torturas de la CIA durante la guerra antiterrorista en la época de George W. Bush está entrando en el terreno político y posiblemente en el ámbito de la justicia federal después de enérgicas acusaciones contra la agencia que insinúan irregularidades potencialmente delictivas.
Como resultado de las declaraciones de la senadora Dianne Feinstein, se podría iniciar otra investigación para determinar si la CIA hizo o dejó de hacer algo para ayudar o dificultar la tarea de los investigadores del Senado.
El episodio ya asume las características de una clásica controversia de Washington con interpretaciones divergentes mientras la Casa Blanca busca terreno neutral.
En síntesis, la controversia gira en torno de la denuncia de Feinstein de que la inspección por parte de la CIA de una red de computadoras que estableció para los investigadores del Senado puede haber violado la Constitución y la ley federal.
«En cuanto a denuncias de que la CIA intercepta computadoras, nada está más alejado de la realidad», afirmó el director de la agencia, John Brennan, ayer, para desmentir una denuncia que en realidad la senadora demócrata no formuló durante sus extensas declaraciones en el Senado.
Brennan dijo que la agencia no buscó obstaculizar la tarea de los investigadores del Senado. Agregó que la agencia anhelaba cerrar la controversia derivada del interrogatorio de los detenidos durante la guerra antiterrorista, y agregó que el personal de la agencia «cree firmemente en la necesidad de una supervisión efectiva, firme y bipartidista del Congreso».
Pero el bipartidismo pareció esfumarse después del discurso de Feinstein, en el que dijo que la inspección de la CIA del sistema de computadoras posiblemente fue violatoria de la Constitución y de la ley federal, y también de una orden ejecutiva que prohíbe a la agencia efectuar inspecciones en el ámbito nacional.
Varios demócratas la elogiaron, en contraposición con algunos republicanos.
«Apoyo a la senadora Feinstein inequívocamente, y estoy decepcionado de que la CIA al parecer no se haya arrepentido por lo que hizo, según entiendo», afirmó el líder de la mayoría en el Senado, Harry Reid, a la prensa en el Capitolio.
Un republicano también formuló una advertencia a la CIA. «Si es verdad, que rueden cabezas y vaya gente a la cárcel», dijo el senador Lindsey Graham. Pero pareció estar en minoría en la bancada republicana.
El senador Saxby Chanbliss, de Georgia, el republicano de mayor jerarquía en la Comisión de Inteligencia, dijo que disentía de Feinstein, aunque sin aclarar en qué sentido. «Por ahora no conocemos los hechos», dijo a la prensa. «Seguiremos abordando esto internamente».