Joe McGinniss, el aventurero autor y reportero que ensartó la campaña publicitaria de Richard Nixon en «The Selling of the President 1968» y documentó su viaje personal de partidario a detractor del asesino convicto Jeffrey MacDonald en el éxito literario «Fatal Vision», murió el lunes. Tenía 71 años.
McGinniss, quien anunció en 2013 que le diagnosticaron un cáncer de próstata inoperable, falleció por complicaciones relacionadas con la enfermedad. Su abogado y amigo Dennis Holahan dijo que murió en el Centro Médico UMass Memorial en Worcester, Massachusetts.
Pocos periodistas de su época persiguieron tan intrépidamente una historia, rompieron tantas relaciones o se clocaron de manera más memorable en la narrativa, ya sea insistiendo en la culpa de MacDonald tras supuestamente hacerse amigo de él o mudándose a la casa de al lado de Sarah Palin para escribir una biografía no autorizada de la exgobernadora de Alaska y candidata republicana a la vicepresidencia de Estados Unidos.
El alto y conversador McGinniss soñó alguna vez con ser periodista deportivo y escribir libros de futbol, carreras de caballos y turismo. Pero fue más conocido por dos obras que llegaron a ser referencia de sus respectivos géneros: libros de campaña («The Selling of the President 1968») y crímenes de la vida real («Fatal Vision»). En ambos casos, estuvo fascinado por la diferencia entre la imagen pública y la realidad privada.
McGinniss era un columnista del Philadelphia Inquirer en 1968 cuando un publicista le dijo que se estaba uniendo a la campaña presidencial de Hubert Humphrey. Intrigado por el hecho de que los candidatos tuvieran equipos de publicistas, McGinniss se inspiró a escribir un libro y trató de tener acceso a Humphrey. El demócrata lo rechazó, pero, según McGinniss, el asesor de Nixon Leonard Garment le abrió la puerta en una de las últimas veces que el desconfiado Nixon le permitió a un periodista estar tanto tiempo a su lado. Garment y otros asesores de Nixon al parecer no sabían, o no les preocupaba, que McGinniss estuviera del lado de los activistas contra la guerra que el candidato tanto despreciaba.
En 1984, «Fatal Vision» fue llevada a la televisión como película.