Empezó la carrera por dirigir la que a mi juicio es la entidad más importante del país: el Ministerio Público (MP). Y digo que es la institución más importante porque desde ahí se puede combatir, evidenciar, desnudar y luchar por erradicar la corrupción y la impunidad, pero desde ahí también se pueden consolidar esas lacras que tienen de rodillas al país.
pmarroquin@lahora.com.gt
Claudia Paz y Paz, la fiscal que junto a su equipo y un grupo comprometido de fiscales, ha logrado tener éxito en la resolución de muchos delitos contra la vida y ha devuelto algo de esperanza al guatemalteco que sentía que la justicia era un privilegio para unos pocos, hoy la tiene difícil.
Y su situación está complicada no solo porque parte de su lucha se centró en el tema de derechos humanos y las acusaciones por delitos contra la humanidad y genocidio, que tantos enemigos le granjearon (además que se reavivó un debate irresoluble entre la izquierda y la derecha), sino que al no haber propuesto el combate a la corrupción como uno de sus pilares, dejó que todo el debate sea en el plano ideológico, descartando un ingrediente vital en la lucha contra la impunidad, desaprovechando además una oportunidad para cohesionar a alguna gente alrededor de tal lucha.
Combatir la corrupción no es fácil, pero se puede si se enfoca desde la necesidad que tienen los mafiosos de “nacionalizar” el dinero. Las comisiones se pagan en el exterior en entidades fuera de plaza, pero los bienes y juguetes se traen aquí y es ahí por donde se le puede seguir la pista al dinero.
En estos últimos años y con el apoyo de Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, (CICIG), hemos logrado avanzar contra la impunidad poco pero algo al final y ello es lo que hace que esta elección sea vital, porque muchos han jurado que jamás volverán a pasar “penas” con la justicia.
Por ello es que esta contienda es muy similar a una electoral. El oficialismo y sus diferentes facetas tienen a sus candidatos, la derecha radical a los suyos, los grupos de derechos humanos a los de ellos y algunos financistas de campañas tienen a los propios.
Y dados los pequeños avances no es muy difícil saber la postura de cada uno porque el efecto ha sido que algunos actores se desenmascaren y salvo tres o cuatro candidatos, que al menos dejarían trabajar a la CICIG, el resto ya se sabe que tienen como meta la aniquilación de la Comisión, más teniendo en cuenta que ya anunció Velásquez que la neutralización del MP es el fin del ente internacional.
Viendo en retrospectiva, a Paz y Paz le pesó el haber sido nombrada en un gobierno (igual de corrupto que los pasados y el presente) en el que mandaban la Primera Dama y el secretario privado (padrinos de los negocios), pues le pasó factura la notable indiferencia ante la gran corrupción, centrando sus logros en un par de alcaldes cuya fortuna dista mucho de la de los grandes actores.
Así será el futuro de quien nombren: quedará condicionado a hacerse de la vista gorda en el tema de la corrupción e impunidad. ¿Y quién, con lo que le pasó a César Barrientos, se meterá a ser Quijote? Como están las cosas, elegirán a quien termine pactando con los poderes reales y fácticos, que para el caso particular se convertirán en uno solo.
Tenemos que entender que todo esto es posible porque el vacío de poder que genera la indiferencia social es llenado por mafiosos con experiencia en el manejo de acuerdos oscuros; somos nosotros, los ciudadanos, los que hemos permitido el nivel de descomposición de nuestro sistema y la infiltración de las mafias en las instituciones llamadas a ser garantes del Estado de Derecho.
Estamos cosechando lo que con indiferencia hemos sembrado durante años.