¿Qué significa ser agente de policía en Guatemala? Significa vivir en una sede policial en condiciones precarias, trabajar jornadas extenuantes, mal nutrirse, pagar por las balas que usan para proteger a los ciudadanos y arriesgar la vida por un salario de Q3 mil 900 al mes.
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La fuerza policial está integrada por 29 mil 457 personas, en su mayoría agentes, que en total suman 26 mil 539, quienes deben proteger a la población guatemalteca. ¿Es posible en estas condiciones?
El olor a desagüe y el calor que anuncia la llegada de la temporada de verano se intensifican al mediodía en la subestación de San Antonio Las Flores, en Chinautla, que alberga a cuatro agentes de la Policía Nacional Civil (PNC), quienes viven gracias a la solidaridad de la comunidad, en una sede que ni siquiera les pertenece porque es alquilada.
En dormitorios construidos de forma improvisada y malnutridos con comida que adquieren por Q10 o Q15, los policías dicen que a pesar de las condiciones en que se encuentran “quieren” cumplir con sus atribuciones, y un ejemplo de eso es que la mañana del martes pasado un agente de esa sede detuvo a un hombre por portación ilegal de arma de fuego.
El turno laboral de estos agentes inicia a las 07:00 horas y concluye a la media noche. La sede policial está integrada por 8 personas, pero se dividen en dos turnos; cada grupo de cuatro agentes permanece en la subestación durante 11 días y descansa seis.
Sobrevivir once días en la sede policial es “complicado”, dice uno de los entrevistados que es originario de un departamento lejano y que gasta Q500 cada vez que decide visitar a su esposa e hijos.
“Así como hoy mejor no me fui, porque no me alcanza el dinero. De pasaje me cobran Q250 de ida y Q250 de venida; definitivamente no puedo darme ese lujo. Cuando puedo visito mi casa dos veces al mes”, explica.
El agente indica que además tiene un préstamo en el banco por el que debe pagar Q1 mil 400 mensualmente y que colabora económicamente con el sustento familiar de sus padres.
En julio del año pasado, La Hora visitó esta subestación y develó detalles de la forma cómo vivían estas personas. La semana pasada, los policías fueron encontrados en las mismas condiciones.
SIN MUNICIONES EN LA ZONA 18
Con evidente tensión, dos policías detienen a un grupo de jóvenes con mochilas en la espalda, pues sospechan que podrían tener armas o drogas, y esto es sinónimo de “advertencia” en la localidad.
Sin embargo, en esta ocasión, los muchachos no tenían nada que pudiera vincularlos con actos al margen de la ley, pero los policías argumentan que es mejor prevenir, pues conocen la violencia que impera en la colonia San Rafael II, en la zona 18 capitalina.
Los entrevistados dicen que al igual que el resto de sus compañeros asignados en las zonas conocidas como “rojas”, carecen de municiones para sus armas y que únicamente tienen una patrulla para movilizarse por el área, a pesar de que usualmente deben acudir a alarmas por atentados, extorsiones, asaltos y otros.
Por iniciativa propia, los policías relatan que se organizan en grupos de cinco para adquirir una caja de 30 balas, que les cuesta alrededor de Q288, pues “aquí no se puede estar sin munición”, indican.
La única vez que recibieron insumos fue cuando se les asignó el arma de equipo y después de eso “nosotros somos quienes tenemos que ver qué hacemos”, explican.
Al ingresar a la Subestación 12-32, ubicada en el interior del mercado de esa jurisdicción, un enjambre de moscas da la bienvenida a los ciudadanos que, como pueden, espantan los insectos y exclaman: “Pobres los policías ¿Cómo pueden vivir con ese mosquerío?”.
¿ES POSIBLE ARRIESGARSE Y EVITAR CORRUPCIÓN?
Según analistas en seguridad consultados, la situación en la que actualmente se desenvuelven algunos policías, incide en su labor de protección a la ciudadanía y por el hecho de tener en sus manos la seguridad de los guatemaltecos, es urgente la dignificación de su labor.
Francisco Quezada, investigador del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), refiere que los estudios realizados sobre el tema indican que los policías aún subsisten en sedes alquiladas, sin las condiciones idóneas para vivir y no cuentan con mecanismos de profesionalización, lo que indudablemente incidirá en su desempeño.
“Esto repercute en el rendimiento propio del agente porque cuando está en disponibilidad dentro de la comisaría, debería estar en un lugar apropiado, de enseñanza, de buen descanso, en un lugar donde pueda preparar sus informes y todo lo que sucedió cuando realizaba sus patrullajes; prácticamente en esos lugares –donde algunos se encuentran– no cumplen con lo necesario”, expresa el analista del CIEN.
Quezada lamenta que la falta de dignificación propicie la corrupción, pero aclara que todo esto tiene un origen y es precisamente el abandono que el Estado le da a la fuerza policial, al orillarlo a que viva gracias a la comunidad.
“Todo esto se puede prestar a malos entendidos. Por ejemplo, que la propia comunidad le regale comida a cambio de que patrulle; muchas veces el agente se alimenta de tiendas porque ahí le dan comida gratis, después el agente empieza a vivir de la comunidad y el hábito va creciendo. Hay informes realizados que develan que cuando hay patrullajes combinados, la tropa del Ejército lleva sus raciones de comida, mientras que los agentes de la policía tienen que ir a comprar”, indica.
A criterio de Carmen Rosa de León Escribano, del Instituto de Enseñanza para el Desarrollo Sostenible (IEPADES), aunado a que las condiciones no son propicias para que los agentes arriesguen su vida por la seguridad ciudadana, otro factor desfavorable es la lejanía de los policías con su familia y su comunidad.
“Muchas veces ni hablan el idioma, ni conocen la cultura local. Además, las comisarías donde se encuentran son prácticamente una herencia de cuarteles que se sigue, no sólo no tienen condiciones sino que tampoco hay liderazgo ni autonomía de parte de la propia Policía para establecer su presupuesto, sus condiciones, su profesionalización”, agrega la profesional.
Según de León, es necesario reflexionar sobre la situación de la PNC e identificar que siempre habrá intenciones de algunos grupos para que esta institución no mejore.
“Ellos son el cuerpo que nos tiene que brindar seguridad, pero hay que preguntarse ¿a quiénes les interesa que la policía no funcione y por eso se busque a empresas de seguridad vinculadas al Ejército?”, indica la entrevistada.
“CLARA Y DEFINIDA”
Recientemente, La Hora conversó con la Comisionada Presidencial para la Reforma Policial, Adela de Torrebiarte, sobre la situación de la PNC, precisamente un día después que este vespertino publicó información acerca de un posible paro de labores que se planificaba a lo interno de la institución.
La entrevistada expresó que existía una intención “clara y definida” para mejorar las condiciones de los policías, pues admitió que algunos integrantes de la PNC estaban inconformes.
“Yo creo que la voluntad está, hay descontento de algunos miembros de la Policía por el tema salarial que es el más sensible. Se está trabajando, hay una propuesta por parte de la Subdirección de Personal, pero es necesario recordar que el presupuesto aprobado para este año es el mismo del año pasado, no se puede aumentar porque fácilmente serían Q500 millones, ellos son 30 mil y si uno se va por un 25 por ciento es significativo para el presupuesto”, explicó.
Y aunque, según la Comisionada, se ha avanzado en la remodelación de sedes policiales, en la profesionalización, en mejorar los controles internos y las condiciones policiales, los recortes presupuestarios en 2012 y 2013 no han dejado de afectar.
Este año el presupuesto para la Reforma Policial es de Q60 millones, al igual que el año anterior.
Francisco Quezada
CIEN
Por varios días se intentó obtener una declaración del ministro de Gobernación (Mingob), Mauricio López Bonilla, para conocer los avances y desafíos que enfrenta para atender las necesidades de los agentes policíacos, sin embargo, no fue posible obtener respuesta.
Los planteamientos que se abordarían con el funcionario eran los siguientes:
1. La semana pasada internamente circularon varios mensajes de un posible paro policial ¿Por qué cree que aún persiste inconformidad en la PNC?
2. Desde su gestión ¿cuánto se ha avanzado en la dignificación policial? ¿Cuáles han sido sus propuestas como titular de la Cartera del Interior?
3. Esta semana visitamos algunas sedes policiales, entre estas las de San Antonio Las Flores, en Chinautla, que en julio del año pasado tomamos como referencia para evidenciar las condiciones precarias en las que se encontraban los policías, hasta hoy esta subestación continúa igual ¿qué hacer con las sedes policiales que siguen en muy malas condiciones?
4. Otras subestaciones están en espacios poco estratégicos como la de San Rafael II en la zona 18 ¿es posible atender las demandas de la población al estar los policías ubicados en el mercado?
5. Según las entrevistas realizadas, las municiones o balas siguen siendo adquiridas por los policías, incluso entre cinco compran una caja que les cuesta un poco más de Q280, ¿Cómo atender este tema, seguramente antes de que un policía intente defender a alguien lo pensará dos veces?
6. En el tema del agua, los policías dependen de vecinos o de centros de salud para que les regalen el vital líquido, ¿qué planes tienen para solventar esta situación?
7. En la primera entrevista que usted concedió a La Hora, en noviembre de 2011, explicó que una forma de motivar a los policías sería a través de condecoraciones públicas, ¿qué ha pasado con ello? hay algunas unidades o departamentos policiales de homicidios, extorsiones y secuestros que han llenado las expectativas en ciertos casos, ¿se les ha reconocido su labor?
8. ¿Habrá aumento de salario? o ¿bono escolar?
9. ¿Qué beneficios garantizan para los policías en estos dos años que le quedan de gestión?
La Policía Nacional Civil (PNC) está integrada por 29 mil 457 personas, la mayoría tiene los rangos más bajos en la escala jerárquica.
Según la institución, actualmente hay 26 mil 539 agentes, 636 subinspectores. Asimismo, 640 inspectores, 261 oficiales terceros, 364 oficiales segundos, 226 oficiales primeros, 159 subcomisarios, 44 comisarios, 16 comisarios generales, 8 subdirectores generales, un director general adjunto y un director general.
Además, 496 personas están en el área administrativa, contratadas bajo el renglón 011 y 66 bajo el renglón 022.
Un informe reciente destaca que El Salvador, Guatemala y Honduras sumaron 14, 989 homicidios durante el 2013. Los países del Triángulo Norte de Centroamérica cerraron con casi 15 mil asesinatos, lo que representa una tasa conjunta de 49.5 homicidios por cada 100 mil habitantes.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) indica que un país, un territorio o una región están martirizados por la violencia cuando se supera la tasa de 10 homicidios por cada 100 mil habitantes
Pero ¿qué hay de común denominador en estos países, aparte de la violencia?, sus policías, que además de ser calificadas por la población como corruptas, enfrentan las mismas situaciones precarias y bajos salarios.
En Guatemala únicamente se ha sabido de la intención de realizar paros laborales por las falsas promesas de incremento de salarios y bonos, sin embargo, según se consigna en una publicación de El Heraldo de Honduras, de fecha 24 de abril de 2013, en este país los policías no prestaron sus servicios, debido a la situación “calamitosa” en la que se encontraban, aunado a la falta de condiciones adecuadas e insumos para laborar.
“En los últimos años han tenido que sacrificar los bajos salarios que perciben para comprar la indumentaria personal, además, muchos hacen el papel de pordioseros al pedir llantas viejas y algunos repuestos de segunda para las patrullas y motocicletas”, indicaba la publicación.
Asimismo, explicaba, “una muestra de las condiciones infrahumanas que viven los policías son los dormitorios en los distritos y estaciones policiales de la capital, donde duermen en camas sin colchones, los sanitarios están en mal estado y enfrentan problemas serios por falta de agua”.
En El Salvador, las condiciones tampoco distan de la de Honduras y Guatemala, un ejemplo es el salario, un policía de menor rango gana US$370 y uno de mayor rango hasta US$3 mil.