El hombre como ser, complementa a la mujer


Jorge_MARIO_Andrino

Entender que el proceso de la lucha por la equidad entre hombre y mujer ha sido complejo es desde ya, un gran avance. Y avanzar es reconocer que el camino que se ha recorrido desde la lucha directa por discriminación, hasta llegar al momento en donde se cuestiona la legitimidad de acciones afirmativas, bajo el argumento de, ahora sí, alcanzar equidad en las oportunidades por la capacidad de la persona, y no por su género.

Jorge Mario Andrino Grotewold


El hombre tiene el camino ya trazado desde el inicio. Las estadísticas no fallan, no solo en el país, sino en la mayoría de los países denominados en vías de desarrollo; aunque también en algunos ya desarrollados. Las niñas y en especial aquellas en áreas no urbanas, no cuentan con los mismos niveles de equidad para educación, salud o seguridad social que los niños. Por el contrario, gozan de más demanda para tareas del hogar e inclusive son víctimas de las terribles violaciones a sus cuerpos y almas, que regularmente desencadenan en embarazos o enfermedades de transmisión sexual.

Desde casa entonces, se guarda ese respeto para el hombre, en gran diferencia a la mujer.  El símbolo de la testosterona elevada significa para el macho no tener sentimientos y exigírsele beber o tomar drogas. Es el rey que domina, aunque no haya hecho nada para alcanzar su reinado. La mujer, obligada al recato y a la observación de las falsas reglas moralistas, no prevalece aunque se le requiera desde tiempos antiguos servir y no servirse, amar pero no amarse; y en épocas modernas, se le reclama el trabajo a la par del hombre para contribuir económicamente al hogar, y a pesar de ello, no se le guarda el respeto que se merece como ser humano.

Y a pesar de todo, en los últimos 70 años, ya en épocas contemporáneas, las posiciones de poder, de profesionalismo, de gestión pública o privada, se han llenado en alguna proporción por mujeres, con rendimientos altos estadísticamente y con mejores resultados, productivamente. Pero con menores condiciones de igualdad, equidad, respeto y dignidad. En Guatemala, salvo la educación superior, en donde se ha alcanzado a superar metas de equidad sin una sola cuota obligada, en todos los demás campos persiste una inequidad de condiciones y de oportunidades, que como resultado obtiene una notoria discriminación. Una de las tantas metas del Milenio de la ONU no alcanzadas.

Pero el hombre ha demostrado durante la historia, y desde siempre, que su idealismo para con las mujeres es amplio, reconociéndole mayores aptitudes, primero personales y posteriormente profesionales.  Aunque la sociedad y el sistema conservador eviten un desarrollo pleno de la mujer como ser, le corresponde al hombre adelantarse a ello y proceder a ese reconocimiento que es ya tácitamente aceptado, científicamente demostrado, psicológicamente reconocido, pero realmente vulnerado. La mujer se ha convertido en el mejor amigo del hombre; en la persona que mejor desarrolla sus capacidades, como persona, como compañera, como trabajadora, y como ser humano. El hombre a pesar de sus debilidades, ha logrado identificar este precepto y esa la razón principal por la que sigue su búsqueda, no por dominación, sino por alcanzar a sentirse igualitariamente perfecto.

La conclusión es inequívoca, aunque algunos aún permanecen involuntariamente en la negación: el hombre como ser, complementa a la mujer.