El mundo se desconcierta con las contradicciones políticas que permanentemente acontecen. El presidente ruso, Vladimir Putin, vulnera a Ucrania, prácticamente ocupa la península de Crimea y otras áreas de este país buscando mantener la hegemonía soviética y ser árbitro de quien puede gobernar en Ucrania; dice que si es necesario utilizará la fuerza armada de su país sin importarle la opinión mundial, ni los costos de su decisión.
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En Venezuela, Nicolás Maduro evidencia su incapacidad como sucesor de Hugo Chávez, pretende que le crean que el espíritu de Chávez le habla, lo ilumina y lo visita. No acepta ni reconoce que un país tan rico en petróleo como Venezuela no puede justificar la inflación, la falta de abastecimientos alimenticios y el desorden civil que su ineficiencia ha producido en movimientos de oposición y ante todo de los estudiantes que protestan en un legítimo derecho. Venezuela, si bien ha logrado reducir la pobreza, la desigualdad y en cierta forma la falta de solidaridad, no ha logrado encausar que su población no se polarice, no ha comprendido que los extremos de izquierda o de derecha no pueden justificarse actualmente.
En Guatemala, el gobierno no comprende, no tiene la asesoría adecuada que le permita evitar el permanente desgaste de forma innecesaria, salta de conflicto a conflicto. Uno de sus últimos actos evidencia su falta de habilidad al crear un órgano denominado “Comité de Crisis, integrado por Gustavo Martínez, secretario de la Presidencia; por el ministro Mauricio López Bonilla y por los miembros de CACIF, Ignacio Lejárraga, del sector financiero; Armando Boesche, sector azucarero; Guillermo González, del sector comercio y Roberto Ardón, director ejecutivo de CACIF”, “quienes tendrán la función principal de intervenir al momento que el Presidente deba tomar decisiones importantes ante situaciones de la sociedad que puedan generar problemas o crisis y que en su momento se vean como peligro de conflictividad”.
Es prudente, correcto o es una muestra más que el actual gobierno que presiden Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti no tiene la capacidad para escuchar a todos los sectores y no subordinarse a uno en particular.
No hay duda de la experiencia profesional de Armando Boesche, quien desde hace años ha sido funcionario de la Asociación de Azucareros y fue un eficiente Viceministro de Finanzas en el gobierno del general Efraín Ríos Montt; se conoce que Guillermo González fue directivo de la Cámara de Industria, secretario privado de Jorge Serrano Elías y dirige la recién creada Cámara de Comercio y Servicios a diferencia de los otros tres representantes de CACIF en el comité de crisis, proviene de una familia empresarial vinculada a la producción de licores. Es público que Roberto Ardón sustituyó hace años a Iván Barrera como gerente de CACIF y se denomina director ejecutivo de CACIF. Ello no los hace empresarios; salvo a Guillermo González, son profesionales que han militado en el sector público y en el sector privado, que en todo caso representan intereses de la supercúpula económica. En conclusión qué colorón y qué contradicciones.
¡Guatemala es primero!