Necesaria reforma procesal


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“No sometas a Siracusa al poder de un hombre absoluto, ve a tu pueblo, averigua quiénes son sus mejores hombres, y convéncelos a ellos que hagan las leyes de tu República” Aristóteles

Rolando Alfaro Arellano


I

El tema de la reforma en materia procesal históricamente ha estado siempre latente en los juristas guatemaltecos, siempre y cuando sean colegas éticamente bien formados.

Historiadores de la talla de Jorge Luján Muñoz (Ver Historia General de Guatemala),  y, del insigne y recién fallecido,  maestro de maestros, José Clodoveo Torres Moss (Estudios del Dr. Mariano Gálvez), nos han ilustrado de las diferentes etapas en que han surgido inquietudes para modernizar el arcaico sistema inquisitivo escrito por el diáfano y moderno procedimiento oral practicado en casi todas las partes del mundo.

Si bien es cierto que se pretendió establecer el juicio oral con jurados, tomado de los Códigos de Livingston,  precisamente por la reforma judicial respaldada por el jurista Edward Livingston (Estado de Luisiana), esta no podía prosperar en el medio nacional ya que tratándose de un método democrático, la población guatemalteca no estaba preparada para practicarlo, toda vez, que contemplaba el sistema de jurados (tendencia anglosajona). En caso de dudas, favor de leer las tesis de graduación de los licenciados David Vela y Arturo  Herbruger donde afirman lo antes expuesto.

Lo últimamente indicado ha hecho que algunos profesionales   confunden  a los estudiantes priorizando el sistema escrito sobre el oral; craso error, pues la población guatemalteca, en su mayoría, no sabe leer ni escribir y entienden más que verbalmente se les oriente en sus casos, que les hagan firmar documentos que no entienden y que por ignorancia generan dudas, en lugar, de asistir a los juicios cuyas audiencias son totalmente orales, democráticas y abiertas al público.

En consecuencia, hemos abrazado la oralidad, en nuestra formación jurídica, por ser más expedita que la engorrosa tendencia de escribir memoriales por el miedo de algunos profesionales que rehúyen de audiencias verbales, con machotes usados en juicio como si se tratara de copias (chivos) de las lecciones que no han sabido estudiar convenientemente y se atrevan a ignorar los mandamientos del abogado Eduardo Couture y otros estudiosos.

En ese sentido, resulta imperioso advertir que el sistema inquisitivo, secreto, lento y muchas veces burocrático de la escritura de memoriales, en lugar de auxiliar a los señores litigantes les hace graves daños, pues sus clientes al no escuchar ante los tribunales sus argumentaciones, creen en muchos casos que son mentiras o se les está engañando y no digamos, si dichos juicios se tardan por la lentitud de la escritura, caso contrario, de oírlo y verlo en juicio.

Por ello, fue bien recibida la noticia difundida en La Hora, hace dos días, y que se refiere a que  la Corte Suprema de Justicia por medio de su  Cámara Civil, se encuentra promoviendo la oralidad en el proceso civil y que se espera pronto cobre vigencia.

Por otra parte, los señores decanos y autoridades académicas deben reparar en la formación jurídica de sus respectivos alumnos y colaboradores, y, apoyar el sistema de la Oratoria Forense que, luego, de la reforma procesal penal que estableciera el juicio oral público, hizo que algunos profesionales, pusieran sus barbas en remojo a partir del año de 1995.

La obligación moral de todo académico y profesionales del Derecho, es abrazar la modernización procesal guatemalteca y divulgar sus conocimientos  a las nuevas generaciones de abogados.

Todo esto, en el entendido que para tal efecto se requiere mejorar el vocabulario jurídico, las relaciones humanas y el rendimiento intelectual.  Como bien afirmara el jurista Fernand Corcos, de los Tribunales Franceses, “Si habla, es que es abogado”.

En este tema, asimismo,  hemos contribuido con la literatura jurídica guatemalteca, facilitando a los profesionales del Derecho su preparación  para poder actuar éticamente en los procesos que requieren el uso de la oratoria forense en juicio oral y público, por lo que nos congratulamos, por la iniciativa ya descrita y por que
 se inaugurarán los cursos de “Oratoria Forense”, en las distintas unidades académicas de Derecho que vienen funcionando en la República de Guatemala.

Ya distinguidos intelectuales de nuestro entorno han señalado que lo único que puede sacar adelante a los habitantes del territorio nacional  es la educación que se logra con madurez para que civilizadamente las personas puedan comunicar adecuadamente, por medio de la palabra sus inquietudes.