Muy agradecidos debemos sentirnos los ciudadanos guatemaltecos con los “dignatarios” de la Nación que nos representan y que ayer en la personalidad de Oliverio García Rodas vinieron a exigirles a los candidatos a Magistrados del Tribunal Supremo Electoral que piensen bien si están dispuestos a asumir el compromiso de servir al país porque su tarea es muy dura y porque tienen, la harta y amplia obligación, de devolverle la credibilidad al pueblo de Guatemala.
Y debe ser durísimo porque aparte de tener que tratar con todas las mañas y prácticas retorcidas de prácticamente la totalidad de los políticos, tienen que hacerlo sin la posibilidad de tener “Pacur” o cualquier otro tipo de obras que los incentiven como las que los diputados aceptan y toleran para poder soportar la terrible y ardua tarea que realizan día a día.
El diputado García Rodas ya lleva su tiempo en el Congreso de la República y, lastimosamente, debe haber olvidado lo que eran algunos diputados que sí llegaban a representar a sus electores y que utilizaban ese hemiciclo legislativo como una verdadera tribuna de construcción de nación hace algunas décadas.
Pero hay que agradecerle al diputado Rodas porque la verdad es que sería bueno hacerles la pregunta a ellos, diputados, con la misma jerarquía de “jefe y elector” que tenemos sobre ellos. ¿Ustedes quieren ser diputados? ¿Quieren ser representantes de sus distritos? ¿Quieren los electos por el listado nacional demostrar cómo y para qué se ganaron ese empujón de sus candidatos presidenciales? Porque, a lo visto, pareciera que su amplio compromiso es con la complacencia, la comodidad y el hacerse de dinero manejando obras que no les debe corresponder.
Lamentablemente, el Congreso de la República y salvo raras excepciones, se ha convertido en un circo no por la entretención, pero por la cantidad de payasos con que cuenta. Ha sido muestra de irrespeto la forma en que los partidos políticos designan a quien esté dispuesto a pagar por una curul.
Pero lo más triste para todos nosotros como ciudadanos es que esa demostración del mismo diputado que se pasó jugando en su “tablet” mientras ese delicado tema del futuro de Guatemala se discutía, refleja qué tan terrible es lo que nos espera a nosotros manteniéndolos a ellos.
Y habrá diputados y diputadas que dicen “no generalicen” y, a ellos, les pedimos que levanten la voz un poco más de lo que lo están haciendo porque no se les oye con suficiente fuerza como para combatir el sistema y demostrar que son distintos. A los candidatos a magistrados del TSE, hay que decirles que tiene razón García Rodas: Si lo que quieren es un lecho de rosas, busquen ser diputados.
MINUTERO:
No es un gran ejemplo
el de los mercaderes del templo;
descaro del diputado
que alecciona al magistrado