Existe una satisfacción generalizada sobre la captura del narcotraficante mexicano Joaquín El Chapo Guzmán Loera que, valga recordarlo, ha tenido una estrecha relación con Guatemala desde hace varias décadas en las que utilizó nuestro país como importante territorio para sus operaciones y para su refugio.
Lamentablemente, la historia nos dice que la captura y/o caída de grandes capos del narcotráfico no ha sido la solución para un problema que nos arrastra hacia una brutal violencia que con la práctica de corrupción nos termina carcomiendo como sociedad y como Estado. Cuando se dieron hechos en Colombia, en México y en el mismo caso de Guatemala en que jefes de organizaciones han sido capturados o asesinados, la práctica es que alguien más surge a sustituirlos y las organizaciones siguen funcionando aun cuando en algunas oportunidades puedan dividirse por diferencias en liderazgos.
Entonces, ¿para qué funciona la caída de los capos? Evidentemente podría ser trascendental si de la importancia de capturarlos se pasa a la determinación de destruir las operaciones completas que tenían establecidas y que tienen como fin supremo un interés muy sencillo de entender: Dinero y poder.
Todos estos capos han sido dueños de la voluntad política de muchas personas que les han brindado el beneficio de la protección y/o la información para que puedan estar incluso sin necesidad de sentirse perseguidos en sus territorios. Han sido capaces de comprometerlos desde antes de que lleguen a las esferas de poder para que no puedan “traicionarlos”. El otro sector, es el de los operadores financieros que se encargan de “lavar” la plata para poderles facilitar el acceso al gasto que de forma ostentosa generan.
Cuando fue capturado la primera vez, hecho ocurrido en Guatemala, se dice que Guzmán dio una declaración en la que nombró a todos los políticos, banqueros, empresarios, etc., que eran parte de su nómina mensual para mantener viabilidad en sus operaciones y que, él sintió, lo habían traicionado.
¿Dónde está esa lista? ¿Cuál será la lista actualizada? La única forma de convertir en determinante esta captura, es destruyendo toda esa estructura y poniéndole nombre a esos actores de la corrupción que con cuello blanco viven como magnates con el dinero proveniente del violento y dramático mundo de las drogas.
Las redes de lavado de dinero que, por cierto, son las mismas que se utilizan para lavar el dinero de la corrupción estatal y de la evasión fiscal, deben ser el objetivo. Romper esa estructura sí sería determinante.
Minutero
Esa captura es importante,
pero no es determinante?
pues no causa la ruptura
de la criminal estructura