Compatriotas felices, honorables y mansos


Eduardo-Villatoro-2014

  Algún chusco dirá que Guatemala es un país en donde todos acatan la Ley; pero no faltará más de algún resentido que asevere despreciativamente y con lenguaje nada convencional que a funcionarios, políticos, empresarios y a los guatemaltecos en general todo les pela y unos a otros se ven la cara de babosos.

Eduardo Villatoro


Para procurar desarrollar sucintamente esos enunciados le citaré algunos ejemplos. Durante la penúltima semana de diciembre anterior el Presidente  decretó un incremento del 5 % al salario mínimo, que entró en vigencia el 30 de ese mes; pero ni se había publicado la escandalosa resolución del gobernante y la clase trabajadora apenas estaba parpadeando de asombro por tan abultado aumento, cuando ya el trío de hermanos mexicanos Zaragoza, propietarios de las tres empresas del oligopolio del gas licuado, elevaron el precio del propano.

Ante la protesta de uno que otro columnista subversivo y el sordo malestar popular, el Ministerio de Energía y Minas convenció a los magnánimos personeros de las empresas expendedoras de gas al por mayor, que se hicieran la campaña de una rebajita al aumento del licuado, para no poner en entredicho al régimen de don Otto, y de esa cuenta los filántropos empresarios se sacrificaron al reducir sus ganancias en 50 % del alza.

Ahora resulta que siempre sí se incrementa el valor de los cilindros de gas, porque los desolados inversores del norte están en trapos de cucaracha, y con el beneplácito del MEM aumentaron el precio del gas como al principio de esta  payasada, sin que a los consumidores les sobrevenga repentinamente un aire con remolino, de suerte que resignados como siempre agachan la cabeza en señal de mansedumbre y hasta de gratitud con los benévolos funcionarios de la Dirección General de Hidrocarburos.

Mientras surge la secuela de esa alza en artículos de la Canasta Básica y como la esperanza es lo último que se pierde, según modistos, carniceros y politólogos, los guatemaltecos  recibimos con júbilo la inicial información de la fenecida Comisión de Postulación de Magistrados del Tribunal Supremo (¿?) Electoral al anunciar que los 116 abogados que aspiraban a dejar sangre, sudor y lágrimas al frente de esa inmaculada instancia, disfrutan de la virtud de la honorabilidad, porque, al parecer,  ni a uno sólo le pudieron encontrar una pulga en su petate, o, para decirlo más apropiadamente, nadie de los que figuraron de precandidatos a integrar el TSE ha cometido la menor falta en su pasado, ni siquiera un fugaz amorío extramatrimonial, una infracción al Reglamento de Tránsito, un ventoso maloliente despedido en venturosa reunión social.

Sin embargo, 76 exaspirantes quedaron descartados y 40 fueron  seleccionados, entre quienes se encuentran abogados/as de prestigio, aunque pocos/as arrastran un pasado un tanto nebuloso, pero siguen siendo honorables. Lo determinante es que los analistas Renzo Rosal y Carmen Aída Ibarra ya sancionaron la tarea de la Comisión y tales inquisidores no reprobaron a ninguno/a de los escogidos/as. ¡Que más le pueden pedir éstos a la vida!

Para culminar por hoy con tanta felicidad, el sonriente ministro Alejandro Sinibaldi  reveló que los fines de semana se dedicará a recorrer el país en su calidad de Secretario General adjunto del Partido Patriota, dejando en un bolsón la cartera de Comunicaciones, pero – ¡Oh inmensa gloria de los predestinados!– advirtió que serán las bases del PP –y no él– las que tomarán la soberana decisión de escoger a su candidato presidencial. ¡Hurra!
 
(El regaladote del Romualdo Tishudo confirma que no hay habitantes más felices del planeta que los guatemaltecos).